IDD-Lat 2006

Panamá

 
·   Panamá sigue siendo uno de los países con alto desarrollo democrático, y mantiene el 4º lugar en el Ranking regional, pese a que su IDD-Lat descendió casi un 2% respecto al 2005. Esto se debió principalmente a una baja en la eficiencia económica y en la Dimensión “Calidad Institucional y Eficiencia Política”.
·  En la Dimensión II, “Respeto de los Derechos Políticos y las Libertades Civiles”, los indicadores que la componen se han mantenido estables, salvo el de Género que ha mejorado levemente.
·  En la Dimensión III “Calidad Institucional y Eficiencia Política”, Panamá ha empeorado el indicador Percepción de la corrupción y el Factor de Desestabilización, aunque presenta un mejor resultado en “Accountability”.
·  En la Subdimensión “Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica”, los indicadores que han tenido un mejor resultado con respecto al 2005 son el de Libertad Económica y el de Endeudamiento. No pasa lo mismo con los indicadores de Inversión y de PIB per cápita, que presentan peores resultados.
·   En el resto de los indicadores que tienen que ver con capacidad para generar políticas que produzcan bienestar, el mejor resultado con respecto al 2005 lo produjeron los indicadores de Mortalidad Infantil, Desempleo Urbano y porcentaje de Gasto destinado a Educación. El resto de los indicadores presentan peores resultados que en el 2005.
 
MEMORIA DEMOCRATICA
PANAMA
El 2005 había sido anunciado como el año de las grandes decisiones para el pueblo panameño. Al asumir como presidente, el 1 de septiembre de 2004, Martín Torrijos había anunciado que durante la primera parte de su mandato pondría en marcha importantes reformas al sistema fiscal y de Seguridad Social, además de someter a consulta la ampliación del Canal de Panamá.
Las tres iniciativas anunciadas por Torrijos se encontraban íntimamente ligadas. Tanto la reforma fiscal como la del sistema de Seguro Social fueron definidas por el Banco Mundial como condicionantes para colocar al gobierno panameño como sujeto de crédito; situación de suma importancia para consolidar los planes de ampliación del Canal, que demandaba una inversión de entre US$5 mil y US$8 mil millones.
Para el mandatario poner en marcha dichas reformas, aunque le representó desprestigio y confrontación con ciertos sectores del país, fueron importantes pruebas de su capacidad y habilidad políticas. Impulsar estas iniciativas apuntaban a que la estrategia del gobierno del Partido Revolucionario Democrático (PRD) sería la de sortear los tragos amargos en los primeros dos años de su administración, para que en la segunda parte del mandato pudiera consolidar una agenda social que le permitiera afianzar su popularidad, con miras a retener el poder.
Con las decisiones del Ejecutivo el pueblo panameño vivió un año de intensa actividad. Prácticamente fue un año vivido en las calles, ésto a raíz del descontento que generaron las medidas en la población y particularmente en los sectores populares, principalmente ante la reforma del Seguro Social.
Tras haber puesto en marcha en enero la reforma fiscal, y en mayo la del Seguro Social, y tras la convulsión social que primó durante esos meses; el mandatario y su equipo de asesores decidieron postergar la convocatoria a un referéndum (inicialmente programado para el mes de noviembre) para consultar a la población sobre la ampliación del Canal. La decisión fue tomada por considerar que el bajo nivel de popularidad del mandatario tuviera repercusión sobre la decisión de los ciudadanos.
Según los estudios de opinión efectuados por la firma encuestadora Dichter & Neira, que se publicaron en el diario La Prensa, el presidente inició su gestión (octubre 2004) con un nivel de aceptación de 79.6%, posición desde donde fue descendiendo hasta obtener, en junio de 2005, la más baja calificación del gobierno en el período: 24.2%. Esta estrepitosa caída de su popularidad se registró durante las semanas que mantuvieron en vilo al país por las intensas manifestaciones en contra de las reformas al sistema de Seguridad Social.
En un estudio aparte, denominado Aprobación de Mandatarios en América y el Mundo, publicado en septiembre por la empresa mexicana Consulta Mitofsky, el mandatario apareció en la posición 16 de 19 presidentes evaluados en el estudio, con un de aprobación de 34%. Torrijos apareció por debajo de los mandatarios Antonio Saca de El Salvador (57%); Óscar Berger de Guatemala (46%); Abel Pachecho de Costa Rica (44%) y Ricardo Maduro de Honduras (35%). El único mandatario centroamericano con un nivel de aceptación inferior al del presidente panameño fue Enrique Bolaños de Nicaragua, quién durante el mismo periodo registró un 29% de aceptación de su gestión.
Un dato político significativo del año fue el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, rotas desde agosto del año anterior, cuando el gobierno cubano cortó los lazos diplomáticos con Panamá, a raíz del indulto por parte del gobierno de Mireya Moscoso a cuatro terroristas de origen cubano, detenidos y condenados en ese país, entre ellos Luis Posada Carriles, cuya extradición Venezuela reclama ahora a los Estados Unidos, país en el que Posada Carriles se encuentra residiendo.
La visita del presidente de los EEUU, George W. Bush, en noviembre, fue otro dato significativo del año. Durante la visita los temas centrales fueron el reclamo de Panamá no reconocido por los EEUU acerca de la limpieza de los polígonos de tiro, que establecía el acuerdo del Canal de Panamá, y el retardo en la conclusión de los términos del Tratado de Libre Comercio entre ambos países.
Pese a la convulsión política y social, el crecimiento estimado del Producto Interno Bruto para el año 2005 fue de 6.4%, lo que constituyó el tercer año consecutivo de fuerte expansión económica. El impacto negativo que, para la economía panameña, significó la sustancial suba del precio internacional del petróleo, fue absorbido por el dinamismo de la economía, que pudo superar esas dificultades y mantener un alto ritmo de crecimiento.
Pese al crecimiento económico, las tasas de pobreza moderada y extrema casi no han cambiado, lo cual parece indicar, según un informe del Banco Mundial, que los elevados niveles de desigualdad de ingresos y los problemas estructurales de las políticas económicas y sociales impiden que el crecimiento reduzca la pobreza en el país. Prácticamente 50% de los pobres moderados vive en zonas urbanas, mientras que la gran mayoría de los pobres extremos vive en comunidades rurales e indígenas.
volver