IDD-Lat 2006

Colombia

 
·  Colombia ha sido uno de los países de la Región que más ha crecido, superado sólo por Guatemala. Pero aún pertenece al grupo de los países que no alcanzan a superar el promedio de desarrollo democrático de la Región, e integra el grupo de países con bajo desarrollo democrático. En el Ranking ocupa el 11º lugar, logrando escalar 5 lugares desde el 2005. El mejor desempeño lo muestra en la Dimensión III, aunque crece su puntuación en la Dimensión II y en la Subdimensión Económica de la Dimensión IV.
·  El mejor puntaje en Derechos Políticos, en Libertades Civiles y en Género hace que el resultado final de la Dimensión II sea mayor que el logrado en 2005.
·  Dentro de la Dimensión III “Calidad Institucional y Eficiencia Política” el único indicador que muestra peores resultados es el de Accountability, aunque sin tener el peso suficiente para contrarrestar los mejores logros en Percepción de la Corrupción y Participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo.
·  El mejor desempeño en Libertad Económica, PIB per cápita, Endeudamiento e Inversión hicieron que Colombia mejorara notablemente su promedio en la Subdimensión “Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica”. No sucede lo mismo en el área social, debido a un peor desempeño en Salud y en Educación.
 
MEMORIA DEMOCRATICA
COLOMBIA
En Colombia el año político tuvo como hecho fundamental la preparación del escenario político-institucional que permitiera la reelección del presidente Alvaro Uribe. Durante el 2005 fueron removidos los obstáculos constitucionales que impedían la reelección del presidente, quien exhibe un exitoso balance en su lucha contra los grupos subversivos y un de popularidad envidiable. Las elecciones estaban programadas para el 28 de mayo de 2006 y el presidente trabajaba por anotarse todavía algún otro éxito, al llevar a la mesa de negociaciones a una de las organizaciones guerrilleras, el ELN. Las FARC, entretanto, siguen a la defensiva, mientras soportan la detención de importantes cuadros y continuas deserciones, pero también podrán sentarse a conversar si se concreta una iniciativa en marcha que cuenta con el respaldo de varios países europeos. Los paramilitares, por su parte, continúan en un proceso de desarme, desmovilización e integración a la sociedad que marcha a buen paso, aunque con la crítica mirada de los sectores políticos opositores a Uribe.
Una verdadera tormenta política se desató cuando sectores políticos cercanos al presidente Álvaro Uribe Vélez hicieron públicas las intenciones del mandatario colombiano de crear un partido con miras a las elecciones legislativas y presidenciales de 2006. La ley que reformaría la Constitución para permitir la reelección presidencial inmediata, aprobada por el Congreso en diciembre de 2004, debió pasar por el examen de la Corte Constitucional, cuyo fallo fue positivo en noviembre de 2005, cuando el presidente de la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda, informó que la Ley que autorizaba a Uribe a postularse para su reelección, fue aprobada con siete votos a favor y dos en contra, de los magistrados Jaime Araujo Renteria y Alfredo Beltrán. Con el 70% de popularidad según las encuestas de la época, Uribe se encaminaba hacia una segura reelección, pues además no existía candidato que le hicieran contrapeso.
Uribe fue apoyado principalmente por un sector disidente de su partido de origen, el liberalismo, y el sector oficial del conservatismo; mientras que la oposición la ejercía el sector oficial del liberalismo, de tendencia centro-izquierdista, y el Polo Democrático Independiente, de izquierda, partido que ejercía la titularidad de la alcaldía de Bogotá, por medio de Luis Eduardo Garzón. De hecho, Uribe llegó a la presidencia en 2002 sin el apoyo de su antiguo partido. En ese momento, el uribismo se encontraba disperso en varios movimientos, como Cambio Radical, Colombia Democrática, Colombia Viva y Nuevo Partido, entre otros. La oposición ha pedido garantías en caso de que la reelección se aprobara y exigió que fuera el Estado el que financiara la campaña de todos los candidatos, incluido Uribe.
Además del liberal Alfonso Gómez Méndez, se encuentra en la baraja de candidatos y precandidatos el conservador Álvaro Leyva Durán, mientras que en el Polo Democrático Independiente se perfilan como candidatos: Carlos Gaviria, senador y ex magistrado de la Corte Constitucional, de la que fue presidente en 1996, Samuel Moreno Rojas, nieto del ex presidente Gustavo Rojas Pinilla; Antonio Navarro, ex militante de la guerrilla del M-19, desmovilizada a finales de los 80; y Guillermo Alfonso Jaramillo, ex gobernador del departamento del Tolima.
El presidente Uribe realizó en junio de 2005 una relevante visita oficial de tres días a España, en la que trató de impulsar la cooperación económica y política entre los dos países. Uribe se reunió con el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. El mandatario colombiano le pidió a Rodríguez Zapatero sus buenos oficios con vistas a que la Unión Europea sea observadora del proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Zapatero manifestó su interés en escuchar los diversos puntos de vista sobre el tema, especialmente el de las ONG. Días anteriores, Amnistía Internacional y otras ONG le habían solicitado a Zapatero no apoyar el proceso por la polémica Ley de Justicia y Paz aprobada por el Congreso colombiano.
Para la imagen de Uribe no han tenido efecto negativo la contraofensiva de las Farc en el Cauca y Nariño, inicialmente, y después en el Putumayo. Tampoco los bajos s de crecimiento económico que registra Colombia, en comparación con otros países de Latinoamérica, y mucho menos la decepción que en la calle expresa el común de la gente frente a la escasa generación de empleo y la lenta disminución de la pobreza. Uribe sigue cabalgando sobre una alta popularidad y la clave del asunto parece estar en su manera de llegarle al pueblo y de decirle lo que realmente quiere oír.
El senador Carlos Gaviria Díaz, precandidato presidencial de oposición, definió en sus propias palabras lo que para él podía estar sucediendo: “Uribe es un fenómeno de psicología social. La gente está aburrida de la violencia y él, desde un principio, les ha prometido derrotar a los violentos por la vía militar. La gente sigue pensando en esa promesa”. Lo curioso es que mientras los grupos subversivos arrecian sus ataques y la oposición política intensifica sus críticas, el primer mandatario se fortalece, alimentado además por lo que, según el también candidato Antonio Navarro Wolf, fue “el pobre desempeño de los gobiernos anteriores”. Bajo esta perspectiva, es claro que el Gobierno le apuntará a mantener estables esos índices de aceptación, lo cual se puede prever en el proyecto de presupuesto que para 2006 se acaba de presentar al Congreso, por una cifra de $105,4 billones. Según el Ejecutivo, el objetivo básico será “consolidar la recuperación de la confianza en Colombia, en el desempeño económico, en la sostenibilidad social, en la política de seguridad democrática y en la capacidad del Estado de atender a los más vulnerables”.
En lo económico un hecho importante del 2005 fueron los avances en la negociación de un TLC con los Estados Unidos, que constituye una pieza central del esquema económico que persigue el gobierno de Uribe, pero para lograrlo debe lograr vencer la dureza de los negociadores estadounidenses y los conflictos con los trabajadores y empresarios de Colombia que temen verse afectados por el impacto de ese acuerdo.
Es claro, el Gobierno entiende que llegó el momento de llenar los vacíos que en materia de inversión social habían quedado como déficit en estos tres años y si bien en 2002 la elección de Uribe se dio bajo la bandera de la seguridad, con la posibilidad latente de un segundo mandato y ante la necesidad de una posible reconquista electoral, había que apuntarle ahora a ese tipo de temas: salud, educación y empleo, que se han convertido en el nuevo eje del discurso y la acción de este tramo del mandato de Uribe.
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