IDD-Lat 2006

Chile

 
·  Chile sigue liderando la Región, con 10,796 puntos y también ha mejorado en más del 3% el valor alcanzado el año pasado.
·  En la Dimensión II ha obtenido el mejor valor del Ranking, aunque no llegó a los valores alcanzados en el 2004, que fueron los mejores de la serie para este país. En esta dimensión se destaca el mejor comportamiento en el voto de adhesión política, manteniendo el resto de los indicadores sin alteraciones.
·  En Calidad Institucional y Eficiencia Política, sigue liderando la dimensión, aunque aquí tampoco alcanza los mejores valores obtenidos en  2002 y 2003, donde había logrado el máximo de puntuación (10,00). Mejora su performance en esta dimensión con respecto al 2005 y esto se debe al mejor valor en Participación de los Partidos Políticos en el Poder Legislativo y en Accountability.
·  En la Dimensión IV mejora levemente en los indicadores de la Subdimensión “Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica” y baja su valor en la Subdimensión Social, especialmente por un peor comportamiento en el indicador de Hogares Bajo la Línea de la Pobreza y en Desempeño en Educación.
 
MEMORIA DEMOCRÁTICA
CHILE
El año 2005 fue el año final del período del mandato del presidente Ricardo Lagos, que se retiró del poder con una popularidad cercana al 70%. Algo inédito que lo sitúa, según sus admiradores más fervorosos -que incluso ambientan su reelección para el 2010-, entre los mejores presidentes que ha tenido Chile.
Durante el gobierno de Lagos hubo progresos legislativos importantes que recogieron aspiraciones socialmente impostergables y mejoraron la imagen y proyección internacional del país. Se inscriben en ese ámbito las reformas constitucionales que eliminaron algunos de los aspectos más retrógrados de la Constitución de Pinochet, como los senadores vitalicios y designados, el rol controlador del Consejo de Seguridad Nacional -que fue reducido a órgano asesor-, y la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y del director general de Carabineros. Por otra parte, la aplicación en todo el país de la reforma procesal penal, la creación de los tribunales de familia, el equiparamiento legal de los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio, la eliminación de la censura cinematográfica, los avances en materia de libertad de expresión, etc., significaron, en los hechos, más democracia y mayores espacios de libertad y proyección a los derechos humanos.
Como saldo pendiente, sin embargo, subsisten cuestiones importantes heredadas del régimen militar, no sólo en relación al sistema electoral binominal -muy discutido en la sociedad chilena- sino también en materias como la concepción del derecho de propiedad, la concesión minera, las diversas leyes que requieren quórums distintos para su aprobación y reforma, la inhibición explícita del Estado como agente económico, la autonomía del Banco Central, el Consejo de Seguridad Nacional (aunque sea meramente asesor), el no reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, etc. Cuestiones que, junto a la cuestión social y de distribución del ingreso figuran entre las cuestiones pendientes de resolución para la democracia chilena.
Lógicamente, la culminación del mandato de Lagos, fue precedida de las elecciones generales del 11 de diciembre de 2005, en la que los chilenos pudieron escoger entre cuatro candidatos presidenciales. Michelle Bachelet, socialista y miembro de la Concertación, que ha gobernado el país desde hace 16 años, obtuvo una votación del 46%, un buen resultado que – sin embargo- la obligó a concurrir a una segunda vuelta el 15 de enero de 2006. Su contendor resultaría Sebastián Piñera, un empresario de centroderecha que en una intensa campaña, encabezando la lista de Renovación Nacional, obtuvo el 25,5% del total, dejando atrás a Joaquín Lavín, de la UDI, quien con un 23,3% no podrá ser entonces el abanderado de la derecha. Un cuarto candidato, Tomás Hirsch, del Partido Comunista, apoyado también por otros grupos menores, completó el cuadro con un exiguo 5%.
La Concertación por la Democracia logró un importante triunfo en las elecciones parlamentarias y presidenciales, obteniendo la mayoría de los votos en los comicios a la Cámara y al Senado, en el que por primera vez, tendrá mayoría desde las elecciones del retorno democrático en 1989. La Concertación logró una cómoda mayoría en la Cámara al elegir 66 diputados, lo que fue posible porque consiguió doblar los votos de la derecha en seis distritos. El sistema binominal favoreció a la derecha, que con el 38,70% de los votos, logró 54 diputados (un 44,9% de los escaños). En los comicios de 2001 también fue beneficiada aunque en menor medida: el 44,27% de los votos le dio el 47,4% de los escaños. También se benefició, dentro de la coalición de la Concertación, el bloque PS-PPD-PRSD, que con el 29% de los votos logró el 35,8% de los escaños, en perjuicio del Partido Demócrata Cristiano-PDC. También resultó perjudicada la izquierda extraparlamentaria, que no logró ningún diputado, al igual que en las cuatro elecciones anteriores.
Bachelet, quien fuera Ministro de Defensa en el gobierno de Lagos, hizo una buena elección, beneficiándose del excelente estado en que se encontraba la economía chilena, pero tiene que enfrentar ahora a unas fuerzas de centroderecha que, unidas, poseen la mitad del caudal electoral. Piñera, con una imagen exitosa y moderada, puede constituirse entonces en una real opción de poder, sobre todo si la socialista Bachelet (que podría contar con los votos de la izquierda más radical) no consigue disipar ciertas dudas de la fracción más centrista del electorado. Por eso la candidata de la Concertación, a pesar de contar con un buen apoyo electoral, tiene que moverse con cuidado, no abandonando el centro del espectro político y destacando siempre la continuidad de su gestión con la exitosa presidencia de Ricardo Lagos, pero tratando de atraer –a la vez- los votos de extrema izquierda que también necesita.
volver