IDD-Lat 2006

Brasil

 
·  Brasil ha sido uno de los países que ha mejorado fuertemente su Indice de Desarrollo Democrático 2006 en casi un 17%, ocupando el 8º del Ranking. Recordemos que en 2005 ocupó el lugar Nº 12. El mejor desempeño se debe al crecimiento alcanzado en las Dimensiones II y III, en tanto que su comportamiento en la Dimensión IV es bastante similar al del año anterior y cercano al promedio regional.
·  Brasil, en la Dimensión II “Respeto de los Derechos Políticos y Civiles”, ha obtenido el mejor valor desde que se calcula el IDD-Lat, fundamentalmente por el mayor puntaje alcanzado en el indicador de Libertades Civiles, aún empeorando fuertemente en el tema Inseguridad y levemente en el indicador de Género.
·  El mejor desempeño de la Dimensión III “Calidad Institucional y Eficiencia Política”, se debe a los mejores valores obtenidos en los indicadores de Accountability y Desestabilización Democrática.
·  Las dimensión IV no tuvo el mismo comportamiento, en particular la Subdimensión Social, donde allí se evidencia el peor desempeño en Educación y el indicador relacionado a la Pobreza, aunque logra mejores resultados en lo que concierne a Mortalidad Infantil y Desempleo.
·  En la Subdimensión “Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica”, Brasil muestra sus logros en el nivel de Endeudamiento, en Brecha de Ingresos y mayor Libertad Económica, a pesar de haber bajado levemente su nivel de Inversión.
 
MEMORIA DEMOCRÁTICA
BRASIL
En Brasil, buena parte del año político 2005 estuvo signado por la duda, ahora despejada, sobre la eventual postulación del presidente Lula da Silva para su reelección, luego de los escándalos de corrupción que sacudieron al oficial Partido Trabalhista. Las elecciones aún estaban lejos, pues se realizarán el 1 de octubre de 2006, pero la política giró en torno a si Lula encabezaría o no una coalición de izquierdas enfrentando a la alianza de los centroderechistas Partido de la Social Democracia Brasilera (PSDB) y Partido del Frente Liberal (PFL). Queda claro, por lo que muestran las encuestas de opinión pública, que el electorado brasilero no parece inclinado a respaldar soluciones de izquierda radical o proyectos populistas como los surgidos en otros países de la región. Un hecho interesante a destacar en este sentido es que, en una decisión “políticamente incorrecta”, los brasileños derrotaron en un referéndum la propuesta de prohibición de tenencia de armas que se les había sometido a consideración. Lo hicieron por un buen margen, 64 a 36%, ante el temor de quedar inermes ante la delincuencia y un estado que, en muchos sentidos, se muestra incapaz de mantener el orden.
Como muestra de que todo el mundo tiene puestos los ojos en las elecciones, el 28 de diciembre de 2005 el gobierno hizo el lanzamiento anticipado de 3,5 billones de dólares en títulos de deuda externa brasileña que solo estaba previsto para 2006, justificando la estrategia del Tesoro Nacional de huir de la proximidad de las elecciones presidenciales, que podían encarecer las financiaciones, e intentando evitar una eventual reducción de la liquidez internacional.
Durante el año, tuvo continuidad la serie de denuncias de corrupción política a funcionarios de los poderes públicos brasileños. El caso más relevante sobre fines del año 2005 involucró a un diputado del partido político PTB en el escándalo de los servicios de correos. Representantes del gobierno de Lula dijeron que investigarían todas las denuncias de corrupción y afirmaron que Lula es víctima de sus enemigos políticos, que utilizaron la denuncia como herramienta de trabajo político para desprestigiar a Lula y a su partido, aunque más allá de los argumentos del presidente y sus partidarios muchas denuncias tuvieron su correlato y algunas su comprobación en los estrados judiciales.
Como prueba de ello, la plenaria de la Cámara de los Diputados aprobó el 1 de diciembre una presentación del Consejo de Ética del cuerpo, que recomendó el cese del mandato del diputado José Dirceu (PT-SP), por quiebra del decoro parlamentario. Votaron por el cese 293 diputados, en tanto que 192 lo hicieron en contra. Dirceu fue acusado, en un proceso promovido por el Partido Laborista Brasileño (PTB), de romper el decoro parlamentario porque habría comandado un esquema de compraventa de votos de congresistas (llamado "mensalão") y así desvió la marcha de los trabajos legislativos, al provocar cambios en las deliberaciones del parlamento en favor del gobierno. José Dirceu, hombre fuerte en el esquema de poder de Lula, perdió así su investidura de diputado y no puede participar en elecciones para cargos públicos, en ninguna parte de Brasil, durante 8 años, es decir, hasta 2014. Dirceu fue Ministro de la Casa Civil del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva hasta el 16 de junio de 2005, cuando elevó su renuncia, presionado por las denuncias del entonces diputado Roberto Jefferson (PTB-RJ), quien lo acusó de ser el autor intelectual del llamado "mensalão". Después de salir del gobierno y hasta su cese, José Dirceu volvió a su cargo de diputado, del cual se había licenciado para ser ministro.
Otro caso que tuvo a mal traer al gobierno durante 2005 fueron las acusaciones contra su ministro de Hacienda Antonio Palocci. Durante una comparecencia como "invitado" ante una comisión del Senado que investigaba denuncias de corrupción en torno a mafias del juego ilegal y políticos oficialistas, y el financiamiento político con dinero sucio, Palocci negó que tuviera un pasado corrupto al frente de la alcaldía del interior del estado de Sao Paulo, de la que fue titular. Palocci, médico de profesión, es considerado por los mercados financieros como el garante de la estabilidad económica conseguida por Brasil en los últimos tres años, por su política austera y conservadora. "No hubo dinero de Cuba en la campaña de Lula, eso lo puedo afirmar con total seguridad", dijo Palocci, quien fue recibido con una andanada de preguntas en la llamada Comisión de Investigación Parlamentaria (CPI) sobre los bingos. Varias denuncias ventiladas por la prensa y por políticos opositores vincularon a asesores de Palocci con oscuras transacciones para recaudar de manera clandestina fondos para financiar la campaña electoral del 2002, que llevó a Lula a la presidencia del país.
En lo económico, la nota principal estuvo dada por la relación del país con el Fondo Monetario Internacional. La decisión de Brasil de no renovar el acuerdo Stand By que mantenía con el FMI en marzo de 2005, el pago anticipado de 5 mil millones de dólares en julio de este año y el desarrollo posterior de su economía dejaron en evidencia que, en el actual contexto internacional, el gobierno no estaba condicionado formalmente para cumplir con los lineamientos de la institución.
La decisión de Lula de cancelar la deuda con el FMI por 15.500 millones de dólares se enmarcó dentro de este contexto. Según declaraciones del Ministro de Economía Antonio Palocci, “la decisión de cancelar la deuda supone el ahorro de 900 millones de dólares y no provocará ninguna alteración en el buen relacionamiento entre el gobierno brasilero y el FMI. Brasil va a continuar relacionándose con el FMI en su condición de socio y continuará desarrollando proyectos en conjunto”. Por tanto, el argumento de mayor independencia no es lo que motiva la decisión.
La deuda de Brasil con el FMI representa apenas un 7 por ciento del total de la deuda externa brasileña; mientras que la deuda mayor es la que mantiene desde 1983 con el Club de París.
En lo social, los movimientos sociales, que tanto contribuyeron a la elección de Lula da Silva, acaban de hacer un balance negativo de los tres años del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
Según el Informe sobre los Derechos Humanos en Brasil 2005, ya no le queda tiempo al Gobierno de Lula para dar un giro y al margen del Gobierno que le suceda, de derechas o de izquierdas, la situación en adelante “puede ser explosiva”. El informe señala que las promesas que el Gobierno de Lula había hecho durante su campaña electoral sobre la reforma agraria, la alfabetización, la política indígena, la política habitacional, la creación de empleos o la defensa de la Amazonia no han sido cumplidas. No obstante, diversos organismos del Gobierno han contradicho las conclusiones del informe poniendo de relieve las conquistas del actual Gobierno Lula en todos los campos sociales.
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