IDD-Lat 2008

Ecuador

 
IDD-LAT 2002
IDD-LAT 2003
IDD-LAT 2004
IDD-LAT 2005
IDD-LAT 2006
IDD-LAT 2007
IDD-LAT 2008
1,694
2,376
3,122
3,658
2,237
3,206
2,521
 
IDD-LAT 2008
Dimensión II
Dimensión III
Dimensión IV
Datos Económicos
Dimensión IV
Datos Sociales
4,007
3,345
-0,860
-0,948
 
·   Ecuador ha sido uno de los países que más ha empeorado en el Índice con respecto al 2007 (21%), lo que ha producido que haya alcanzado el último lugar de la tabla, lugar que ya había ocupado en el 2006. Se debe a peores comportamientos en la Dimensión III y en las dos subdimensiones de la Dimensión IV.
·    En la Dimensión II el valor obtenido es mejor al alcanzado el año anterior, aún cuando no supera el del 2002, que es el mejor valor de la serie. Este crecimiento se debe a mejores desempeños en Voto de adhesión política y Género. El resto de los indicadores se ha mantenido estables, salvo el Condicionamiento de libertades y derechos por inseguridad que ha retrocedido levemente. En el ranking ocupa el 13º lugar (ha subido dos peldaños respecto al 2007), aunque su nivel está por debajo del promedio.
·    El valor alcanzado en la Dimensión Calidad Institucional y Eficiencia Política ha descendido con respecto al año 2007, en casi un 10%. Muestran avances los indicadores de Percepción de la Corrupción y de Accountability, el resto se mantuvo estable, aunque Ecuador sigue castigado con el Factor de Anormalidad Democrática. Ha recibido una puntuación más baja en el indicador de Participación de los Partidos Políticos en el Poder Legislativo. Ecuador aún se mantiene en la base de ranking (16º) y está por debajo del promedio de la región.
·    Las subdimensiones que conforman el Ejercicio de Poder Efectivo para Gobernar han tenido un comportamiento similar. La que corresponde a la eficiencia económica sufrió un retroceso respecto al año anterior y esto fue producto de peores valores en Brecha de Ingreso e Inversión. El resto de los indicadores ha tenido un desarrollo positivo.
·    La Subdimensión Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Bienestar también tuvo un peor desempeño, debido a un retroceso en el valor de desempleo; aunque el resto de los indicadores se mantuvo estable y algunos de ellos subieron levemente, como la Mortalidad Infantil, Gasto en Salud y Matriculación Secundaria. En la Subdimensión económica ocupa el 15º lugar (descendió 3 lugares) del ranking y en la social ocupa también el 15º lugar (descendió 1 lugar). En ambas Ecuador no supera el promedio regional.
 
Memoria Democrática 2007
La popularidad del presidente de Ecuador, Rafael Correa, al término de su primer año de gestión se ubicó en el 57%, 16 puntos porcentuales menos del 76% que logró a los cien días de su mandato.
El primero de años de gobierno de Correa, ha estado políticamente marcado por confrontaciones con los grupos tradicionales de poder y medios de comunicación y con la banca y organizaciones empresariales.
Defensor del "socialismo del siglo XXI" e impulsor de una "revolución ciudadana", el mayor triunfo político de Correa, en su primer año, fue el establecimiento de la Asamblea Constituyente, para lo que se enfrentó a un Parlamento en el que no tenía diputados, pues no había presentado candidaturas para las elecciones legislativas. La Asamblea, de plenos poderes para redactar una nueva Constitución, en la que el movimiento gobernante Alianza País tenía mayoría, eliminó del panorama político al Parlamento, al declarar, en noviembre de 2007, el receso indefinido y sin sueldo a los diputados.
Correa se apuntó otro triunfo al aprobar la Asamblea su proyecto de Ley Tributaria, que obligaba a pagar más impuestos a quienes más tienen y cuya legalidad era cuestionada por la oposición, por considerar que ese foro no había sido elegido para legislar. Los partidos de la oposición, así como algunos empresarios y comerciantes, opinaban que esa ley perjudicaría al pueblo y ahuyentaría las inversiones, pero Correa creía lo contrario.
Aunque su primer año de mandato estuvo plagado de confrontaciones, Correa afirmó que el segundo sería más complicado, al considerar que los grupos de poder económico tratarían de evitar cambios en la regulación de sus actividades que, según él, beneficiarían al pueblo. En el ámbito económico, Correa opinaba que en su primer año se comenzarían a sentar las bases para un cambio en busca de la equidad, pero la oposición le reclamaba más hechos concretos y seguridad jurídica.
"No nos sentimos satisfechos, el cambio recién empieza", dijo Correa sobre su primer año de gestión al recordar que 2007 terminó con una inflación del 3,32%, en una economía dolarizada desde el 2000 y que, según su anuncio, así se mantendrá durante su administración. El bajo crecimiento de la economía ecuatoriana (2,6%) se atribuyó, en 2007, a problemas petroleros heredados del gobierno anterior. Además de inversión en el área petrolera y otros sectores, el Gobierno esperaba que el retorno, en 2007, de Ecuador a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) supusiera una mayor coordinación internacional en sus ventas de crudo, que constituyen el mayor recurso del Estado.
Correa, en la presentación del informe a la nación, abarcó los logros conseguidos por el Ejecutivo durante este tiempo y defendió una economía que tuviera por eje “al ser humano y no la acumulación capitalista”. Uno de los ejemplos que facilitó Corra para ilustrar el nuevo rumbo del país hace alusión al gasto social de 2007, que ha superado el monto dedicado a pagar la deuda externa. Correa admitió el lastre que supone para Ecuador los 10.383 millones de dólares de deuda externa (25,1% del PIB) que debe en gran parte a organismos multilaterales, bancos y mercados financieros. Por eso conminó a una acción concertada de todos los países deudores con el fin de renegociar una deuda bajo tres premisas: determinar, primero, la cantidad que cada país puede pagar sin comprometer su crecimiento económico; establecer qué parte de la deuda es ilegítima; y promover un tribunal imparcial que establezca la capacidad y el modo de pago.
En otros ámbitos, Correa se ufanaba en sus declaraciones de haber cruzado la barrera del primer año sin escándalos de corrupción, y recordaba como "lo peor" la muerte, en enero de 2007, de su entonces ministra de Defensa, Guadalupe Larriva, en un accidente de helicóptero.
En el comercio internacional, Ecuador insistió en ampliar mercados hacia Brasil y Asia, y buscar un acuerdo comercial con Estados Unidos, pero no un tratado de libre comercio.
A sus críticas a los organismos financieros multilaterales, a los que responsabilizaba de la "larga noche neoliberal", Correa sumó su participación en la formación del Banco del Sur y en el proceso de constitución de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
Con Colombia mantuvo el pulso por las fumigaciones aéreas de sembrados ilegales de coca en la frontera, porque afirmaba que causaban daños en su territorio, y con Venezuela afianzó la cooperación en el campo energético. Correa admitía coincidencias integracionistas con Hugo Chávez, pero negaba influencias en su administración, que defiende como "soberana".
Rafael Correa había ofreció, -entre otras promesas- una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna del país y según él, "adecuarla a las nuevas realidades sociales, económicas y políticas".
Esa Constituyente se instaló el 29 de noviembre por 180 días para redactar el nuevo texto constitucional. Su primer acto fue suspender el Congreso que había sido calificado por algunos, de corrupto y de ser un freno para la gobernabilidad. Pero algunos analistas afirmaban que la decisión de la Asamblea Constituyente, donde los partidarios del presidente eran mayoría, lo que buscaba era fortalecer su control político.
Flavia Freidenberg, sub-directora del Instituto Interuniversitario Iberoamérica, de la Universidad de Salamanca, España, opinaba que “este primer año tiene un balance positivo, por varias razones. En este primer año, se han conseguido niveles de gobernabilidad que no se habían logrado en otros momentos de graves crisis políticas. Hoy hay gobernabilidad, pero no gobernabilidad democrática. Lo que no había hasta la celebración de la Constituyente y hay quienes dudan que ahora lo haya, es Estado de Derecho. Ha habido un embate contra las instituciones resultado de la Constitución de 1998 y del pacto político, pero sí ha habido gobernabilidad. Se mantiene además, una luna de miel entre el presidente y los ciudadanos, con unos niveles de popularidad altos y que apenas han bajado 15 puntos”.
El proyecto del mandatario ha resultado victorioso y fortalecido, a juzgar por los resultados del referendo de abril de 2007, que dio un 80% de apoyo a la convocatoria a la Asamblea.
El gobierno de Correa, en noviembre de 2007, declaró el estado de emergencia en la provincia de Orellana, para hacer frente a disturbios que habían recortado la producción petrolera del país. También aceptó la renuncia del ministro del Interior, Gustavo Larrea, por no haber controlado los disturbios, quien fue reemplazado temporalmente por Fernando Bustamante.
El partido Alianza País, de Correa, controlaba la Asamblea con 80 de los 130 diputados, algo que preocupaba a la oposición considerando que ésta tendría "plenos poderes".
El representante oficialista Alberto Acosta, quien fue elegido presidente de la Constituyente, había dicho que el Congreso no sería disuelto, pero agregando que "los diputados cesarán en sus funciones o entrarán en un receso (...). Se irán a su casa sin sueldo, sin inmunidad y con posibilidad de volver a trabajar. Por supuesto que es una decisión controvertida porque hay personas que no quieren perder su poder y que están acostumbradas a sostener sus privilegios a través del Congreso Nacional". Acosta dijo que la nueva Asamblea buscaba garantizar la independencia del poder judicial que en la actualidad, según él, estaba a la merced de los partidos que integraban el parlamento, que a su vez nombraba la Corte Suprema. Añadió que también se buscaría "desmonopolizar la economía ecuatoriana que ha estado dominada por grupos oligárquicos y transnacionales", proteger la independencia del Tribunal Electoral, y garantizar salud y educación gratuitas y de buena calidad.
Correa ha logrado mantener movilizada a la población con una serie de recursos discursivos y también en parte con medidas económicas de efecto inmediato. Una sociedad que pidió insistentemente en los últimos años que se vayan todos los políticos y que había venido votando reiteradamente por "outsiders" era el mejor terreno para que germinara un liderazgo de este tipo. Mucho más si al enfrentamiento verbal con los viejos partidos (la partidocracia, en palabra que hizo suya el Presidente) se añadió la duplicación del monto de un bono que se entrega directamente a alrededor de un millón doscientas mil personas y el incremento de los subsidios a los combustibles. La combinación del discurso que apela a sentimientos profundos con los beneficios materiales inmediatos aseguró el apoyo y la disposición a movilizarse en favor de las acciones presidenciales.
Lo descrito ha ocurrido dentro de un contexto altamente favorable tanto en términos económicos como políticos. El incremento del precio del petróleo jugó a su favor a lo largo de todo el año, pero también se benefició inercialmente de la herencia de una economía estable y en crecimiento.
Solamente pocos días antes de cumplir su primer año vio empañarse parcialmente el horizonte cuando, por un lado, cayó su aceptación entre la población por la aprobación apresurada de una ley tributaria y, por otro lado, surgieron problemas dentro de la Armada. Su vehemencia y su escasa predisposición a acogerse a las normas comenzaron a pasarle factura tanto con la población directamente, como con un sector que siempre había mostrado mucha sensibilidad y celo frente a la intervención de los políticos. Al parecer, el estilo de Correa fue interpretado entre los militares como un intento de ruptura de un pacto que nunca había sido explícito pero que había funcionado como la garantía de la permanencia de ellos en los cuarteles. Aunque el problema no tomó mayores dimensiones y fue finalmente resuelto, marcó los límites a los que puede llegar el estilo precidencial.
 
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