IDD-Lat 2015

Nicaragua


Dimensión I Dimensión II Dimensión III Dimensión IV IDD-Lat 2015
Baja-sube-mantiene
Valor
Posición

5,719

9º

2,557

15°

-3,122

18º

-1,468

15º

1,855

16º

Dimensión Respeto de los Derechos Políticos y Libertades Civiles
Fortalezas Debilidades
  • Voto de adhesión política
  • Género en el gobierno
  • Percepción del respeto de los derechos políticos
  • Condicionamiento de las libertades por inseguridad
Dimensión Calidad institucional y Eficiencia Política
Fortalezas Debilidades

  • Percepción de la Corrupción
  • Participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo
  • Accountability política y social
  • Desestabilización de la democracia
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren Bienestar
Fortalezas Debilidades

  • Percepción de la Corrupción
  • Participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo
  • Accountability política y social
  • Desestabilización de la democracia
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren eficiencia económica
Fortalezas Debilidades

  • Endeudamiento
  • PIB per Cápita
  • Inversión

·Nicaragua, en el 2013, había podido quebrar una tendencia negativa que arrastraba desde el 2009, lo que le había significado cuatro años consecutivos de caída en su puntuación general, con un crecimiento de más del 22#% en su desarrollo democrático, convirtiéndose, en esa oportunidad, en el país que más había mejorado su puntaje final con respecto al año anterior. Sin embargo, desde el 2014 retomó una curva descendente que este año se repite y es del orden del 29#%, producto de retrocesos en democracia de las instituciones, en la social y en la económica. La única dimensión que tuvo un comportamiento positivo es la que evalúa el respeto de los derechos políticos y las libertades civiles. El resultado obtenido es el peor desde el 2002 a la fecha. En esta ocasión se coloca por debajo de los 2,000 puntos.

Se ubica en descenso también en el ranking regional, pasando del 14° al 16° lugar. Forma parte del grupo de países con mínimo desarrollo democrático, junto a Honduras, Venezuela y Guatemala, abandonando el conjunto de países con bajo desarrollo democrático que integraba en 2013. Integra, en la zona América Central, junto a Honduras y Guatemala el grupo de países calificados con este grado de desarrollo

· En relación con la Dimensión I, que mide el comportamiento de Derechos Políticos y Libertades Civiles, democracia de los ciudadanos, ha habido nuevamente un incremento, esta vez del orden del 6#%, lo que le permite superar el nivel del promedio regional. Su mejor puntuación no responde a un avance en las puntuaciones de los indicadores que miden el Respeto de los Derechos Políticos y las Libertades Civiles, sino que es consecuencia de mejores resultados de otros países que han elevado el nivel mínimo y elevan indirectamente la puntuación final de Nicaragua.

El país ha tenido, en todos los años de nuestra medición, un comportamiento relativamente estable entre los 4,000 y los 5,000 puntos (Gráfico 3.57). Este es el sexto año consecutivo que logra incrementar su puntuación en esta dimensión. A pesar de su variación positiva, no asciende posiciones con respecto al año anterior; por el contrario desciende al noveno lugar desde 7° lugar en que estaba colocado en el año anterior. Mantiene valores críticamente bajos en los indicadores de respeto de los derechos políticos y de respeto de las libertades civiles.

En esta dimensión Nicaragua pertenece al grupo de países con desarrollo democrático medio, junto con otros diez países de la región, situación que Nicaragua sólo logró en el 2003, en el 2014 y esta vez. El puntaje recibido este año es el mejor de la serie histórica.

· La variación de la Dimensión II, que mide la Calidad Institucional y la Eficiencia Política, la democracia de las instituciones, ha sido nuevamente negativa, registrando el peor valor de la serie, muy lejos de la mejor puntuación, que fue la obtenida en el 2003 (Gráfico 3.58). Nicaragua junto a Venezuela y México son los países que más retroceden en esta dimensión. La caída se debe a los descensos registrados en participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo y en Accountability. La caída con respecto al año anterior hubiera sido más importante si en el IDD-Lat 2015 Nicaragua no hubiera logrado levantar el castigo del Factor de anormalidad democrática, que se le había aplicado en el 2014.

Por su retroceso, Nicaragua obtiene este año el 15º lugar del ranking latinoamericano, bajando tres escalones con respecto al año anterior. Otra consecuencia, es que permanece por debajo del promedio de la Región, e integra el grupo de países con mínimo desarrollo democrático, junto a Paraguay, México, Brasil, Ecuador y Venezuela. De América Central es el único país que recibe esta categorización de desarrollo democrático.

· En la Dimensión Social el desempeño nicaragüense ha sido peor en un 30#% respecto al registro del año anterior (Gráfico 3.59). La puntuación obtenida es la peor de la serie, y coloca al país en el grupo de mínimo desarrollo democrático. Su menor rendimiento fue motorizado por un marcado descenso en casi todas las variables que componen la dimensión, salvo el indicador de Desempleo, y además por el avance de otros países que, en conjunto, mejoran el promedio de la dimensión.

Desciende una posición en el ranking regional y pasa a ocupar el último lugar de la tabla, alejándose aún más del promedio de la Región, ubicándose entre las cinco peores puntuaciones, a más de 2,000 puntos de distancia del promedio latinoamericano. De América Central es el país con peor comportamiento en lo que se refiere a los resultados sociales.

· En lo relativo a la Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica, Nicaragua retrocede respecto a los valores del año anterior en más del 60#%, ubicándose muy cerca de su peor puntuación, que fue la obtenida en el 2012 (Gráfico 3.60). El descenso se corresponde con comportamientos negativos en muchas de las variables, especialmente PIB per cápita e inversión. Sólo la variable brecha de ingreso muestra un signo positivo.

Su índice continúa, como en toda la serie, por debajo del promedio regional y ocupa el 15º lugar del ranking, bajando un peldaño con respecto al año anterior. Nicaragua con este resultado forma parte de los países que tienen mínimo desarrollo democrático. En América Central, El Salvador, Guatemala y Honduras comparten el mismo nivel de desarrollo.

Conclusiones

  • ·Nicaragua manifiesta una caída del orden del 29#%
  • Presenta retrocesos en democracia de las instituciones, en la social y económica. La única dimensión que tuvo un comportamiento positivo es respeto de los derechos políticos y las libertades civiles.
  • El resultado obtenido es el peor desde el 2002 a la fecha.
  • Se sitúa en un peor lugar en el ranking regional, descendiendo del 14° al 16° lugar.
  • Forma parte del grupo de países con mínimo desarrollo democrático.
  • En democracia de los ciudadanos, ha habido un incremento del orden de casi el 6#%, que le permite alcanzar el mejor puntaje del 2002 a la fecha. Supera el promedio regional. Es el sexto año consecutivo que el país logra incrementar su puntuación. Desciende al noveno lugar en el ranking regional. Pertenece al grupo de países con desarrollo democrático medio.
  • En democracia de las instituciones, alcanza el peor valor de la serie. Obtuvo el 15º lugar del ranking latinoamericano, bajando tres escalones con respecto al del año anterior. Permanece por debajo del promedio de la Región, e integra el grupo de países con mínimo desarrollo democrático.
  • En democracia social, el desempeño ha sido peor en un 30#% respecto al registro del año anterior. La puntuación obtenida es la peor de la serie, lo que lo mantiene en nivel de mínimo desarrollo democrático. Nicaragua pasa al último lugar de la tabla latinoamericana.
  • La dimensión económica presenta valores un 64#% más bajos que el año anterior. Su índice sigue por debajo del promedio regional y ocupa el 15º lugar del ranking. Nicaragua forma parte de los países que presentan mínimo desarrollo democrático.

Oportunidades para mejorar el Desarrollo democrático

1.Desarrollar políticas y programas de conquista y respeto de los derechos políticos

2.Renovar los esfuerzos para el combate del delito generalizado y del narcotráfico

3.Hacer más transparente la gestión de gobierno y desarrollar mecanismos de combate a la corrupción

4.Revisar el sistema de partidos políticos y la fragmentación de los mismos

5.Fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas

6.Fomentar políticas de inclusión democrática posibilitando una mayor integración y contención de las minorías no sistematizadas

7.Optimizar la eficiencia sanitaria y educativa

8.Promover políticas de inclusión hacia un desarrollo equitativo

9.Potenciar el desarrollo económico hacia un mayor grado de inversión y de autonomía fiscal

En manos de Daniel Ortega

Por José Alejandro Cepeda

2014 fue el tercer año del segundo periodo consecutivo de la nueva etapa de Daniel Ortega en la presidencia de Nicaragua, iniciada en 2007. Un político que al frente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha marcado la historia de su país, primero como revolucionario y luego a la cabeza del poder entre las décadas de 1970 y 1980, convirtiéndose en el presente en uno de los férreos exponentes de la izquierda continental. ¿Se trata del mismo hombre poderoso de siempre? ¿El legado que está forjando supone el mejor camino para Nicaragua?

Examinemos los aspectos que nos ofrecen dilucidar respuestas, en torno a una agenda política que ha significado la continuidad de un respetable programa social orientado a una mayoría de población pobre, pero disparando alarmas por el desapego a las formas de la democracia representativa, debatiéndose entre la consolidación institucional del país o las prácticas de un gobierno de estilo plebiscitario, populista y vertical.

Vía libre para la reelección presidencial

El segundo periodo de la nueva etapa de Daniel Ortega ha tenido como meta intrínseca la consolidación jurídica de su régimen, algo que ha venido logrando con polémicas reformas constitucionales. Estas modificaciones, que se comentaron en el informe IDD Lat de 2014, nos permiten afirmar que existe una suerte de revanchismo entre el proyecto truncado de la revolución de 1979 en medio de la guerra civil en la década de 1980, la pérdida del poder tras el proceso de paz y la recuperación democrática en 1990. Esto se expresa en la cristalización de la concentración del poder en la figura del presidente, quien además de obtener capacidad legislativa en materia administrativa, ha accedido a la posibilidad de reelegirse indefinidamente.

En efecto, 2014 inició con la confirmación de la autorización para que Ortega compita para un tercer periodo en 2016 tras su regreso al poder. La Asamblea Nacional aprobó los cambios propuestos a casi un tercio de la carta de 1987 que, además de reformar cerca de 45 artículos y dos títulos, proponía derogaciones y modificaciones generales. Una de las temáticas más controversiales era la referente a levantar los impedimentos para la reelección del presidente y la facultad de que el Ejecutivo pueda actuar con fuerza de ley en materia administrativa, además de establecer que el presidente puede ser elegido a través de la mayoría relativa de votos, sin la necesidad de obtener el 35#%, eliminando la necesidad de una segunda vuelta. Se trata del artículo 147, que prohibía optar al cargo al presidente de turno o a quien hubiera ejercido la presidencia en el período en que se efectúa la elección para el período siguiente, o a quien la hubiere ocupado por dos períodos presidenciales. Todas cuestiones que a Daniel Ortega de manera clara no le importaron. Recordemos que ya consiguió en 2011 ser reelecto de forma consecutiva, luego de que magistrados de la Corte Suprema de Justicia, afines al sandinismo, declararon el artículo 147 inconstitucional en 2010.

La oposición calificó como traición a la democracia esta reforma, aprobada por 64 votos contra 25, mientras que el sandinismo expresó que la nación requiere un largo periodo de estabilidad para enfrentar sus problemas. El FSLN, que cuenta con la mayoría del Legislativo unicameral, puso 63 votos a favor, sumados a uno de un representante independiente, mientras que solo tres no aportaron su voto. Hay que señalar que de igual forma la enmienda otorga mayores facultades al ejército, que controlaría el espectro radioeléctrico y de telecomunicaciones, y sus oficiales generales podrían ocupar cargos públicos sin renunciar a su vida militar. Ejemplos de una presencia castrense demasiado cercana al poder, que tanto le costó a América Latina limitar luego de superar sus dictaduras en las últimas décadas, tras la incorporación en lo que Samuel Huntington llamó una tercera ola democratizadora. No obstante, a pesar de la concentración del poder que se hace evidente, el jefe de la bancada sandinista Edwin Castro manifestó que «la reforma constitucional profundiza la democracia, la participación de la familia y de la comunidad en el quehacer político, por tanto son más necesarias». En su argumentación agregó, a medio camino entre lo bucólico y lo cínico, refiriéndose uno de los países más pobres de la región, que «esta Constitución no es la solución para nuestros problemas -la pobreza o la roya del café- pero nos permite seguir adelante». Cabría preguntarse: ¿qué gana Nicaragua con estas reformas?, ¿qué ganan los nicaragüenses con la reelección indefinida de Ortega?, ¿cuáles son sus efectos frente a los principales problemas como la pobreza, el desempleo, la falta de atención en salud y la necesidad de vivienda digna?

Quizás habría que ser más realistas y formularlo directamente: ¿pretende Daniel Ortega, a sus 69 años, gobernar hasta sus últimos días? Es lo que se cuestionan observadores internacionales y opositores como María Eugenia Sequeira, dirigente del Partido Liberal Independiente, orientado a la derecha, quien dijo que las reformas, como se esperaba, están hechas para servir a los intereses del actual gobernante. Uno de los comentarios más irónicos lo hizo el legislador, también liberal, Alberto Lacayo: «No necesitamos un Somoza, lo siento, un Ortega para siempre», algo que muchos piensan, más allá de diferencias ideológicas, refiriéndose al apellido de la dinastía que rigió autoritariamente el país y a la que derrocó el sandinismo en sus días de guerra de guerrillas.

¿Populismo inevitable?

En este punto es donde hay que admitir que el discurso populista encuentra acogida, dadas las altas necesidades de inclusión social que expresa un continente como Latinoamérica, que destaca por su desigualdad e inequidad. Como lo señaló desde una perspectiva pragmática posmarxista en su libro La razón populista el desaparecido intelectual de izquierda argentino Ernesto Laclau, la reivindicación del populismo es a la vez compleja y simple: este no sería el demonio, es la operación política por excelencia y la construcción imaginaria de un nosotros, muchas veces abandonado desde una perspectiva del mercado que se olvida del humanismo. En esa medida hay que advertir que el populismo -como lo recuerda el escritor Simón Sinclair- puede ser históricamente tanto de izquierda como de derecha.

Perspectiva económica

En Nicaragua, dentro de su intención de establecer prácticas corporativas de orden socialista, muchos empresarios y parte de sectores de derecha han realizado un pacto de no agresión, al tiempo que Ortega ha apoyado la cooperación Sur-Sur sin descuidar a socios estratégicos, sean ideológicos o alternativamente geopolíticos para el continente americano, como China o Rusia. Más allá de la crisis de proyección del socialismo del siglo XXI impulsado desde Venezuela, debido a los nubarrones que enfrenta el gobierno de Maduro, se ha continuado con la línea de evitar un radicalismo ideológico en cuanto a mercados, mantenido programas estatales como Calles para el Pueblo, Usura Cero, Hambre Cero, Bono Alimentario o Programa Amor que apoyó el chavismo.

Precisamente, desafiando las turbulencias a nivel global, el país ha tendido a destacar en el plano inestable de las economías centroamericanas. Y como históricamente lo ha hecho, ha continuado aprendiendo de la experiencia cubana. Tras el fracaso de mantener el cambio de régimen en los años ochenta, en medio de la cruel guerra civil contra, apoyada siniestramente por los Estados Unidos, la partitura a seguir fue abandonar la estrategia revolucionaria y aceptar el juego electoral, algo que emuló más adelante precisamente Hugo Chávez luego de su fracasado golpe de Estado en 1992. En esta medida Nicaragua -en línea parcial con los gobiernos que han precedido la actual era- ha tomado conciencia de que no se puede asfixiar económicamente, y la única manera de mantener a flote un gobierno aún de talante autoritario es mantenerlo comunicado con el exterior. Por ello tras años de inestabilidad política y vulnerabilidad natural, en la última década Nicaragua ha crecido en promedio con América Latina. Las políticas macroeconómicas implementadas desde 2001, que han ofrecido una disciplina inédita, combinadas con una expansión de las exportaciones y la inversión extranjera directa, han ayudado a afrontar las crisis externas y los vaivenes del precio del petróleo.

Después de una recuperación en 2010 la economía creció un 5,1#% en 2011, la tasa más alta en una década, para en los últimos dos años superar el 4#%. La inflación también ha sido aceptablemente controlada, mientras las inversiones extranjeras directas y el comercio muestran perspectivas favorables. Esto ha permitido que el gobierno experimente políticas públicas a largo plazo para combatir la pobreza, especialmente en las zonas rurales. Se comenta así que el respaldo de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la unidad del Banco Mundial de ayuda a los países más pobres, ha sido clave para que esto pueda ser una realidad. En cualquier caso, Nicaragua sigue siendo uno de los países menos desarrollados de América Latina. De acuerdo con el Banco Mundial la pobreza, aunque ha disminuido de manera constante en los últimos años, sigue siendo alta. Más del 80#% de los pobres residen en áreas rurales, gran parte en comunidades remotas donde el acceso a los servicios básicos es un desafío.

Ante esta realidad, que supera los debates ideológicos, el Plan Nacional de Nicaragua para el Desarrollo Humano (PNDH) 2007-2012 está siendo actualizado hasta el 2016. Su objetivo es reducir la desigualdad mediante el aumento del combate a la pobreza, la reducción del gasto y el incremento de la inversión en los sectores sociales y la infraestructura rural. El ministro de Hacienda, Iván Acosta, propuso así que 2014 fuese un año de consolidación del crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica, con una mayor generación de inversión extranjera, empleos y mejores condiciones para la empresa privada. Según la estrategia económica oficial, se anunciaron más de 2186 millones de dólares en el presupuesto general destinados a gasto social.

El canal de Nicaragua: ¿en manos de China?

El canal de Nicaragua, en construcción desde el 22 de diciembre de 2014, planea conectar los océanos Atlántico y Pacífico yendo por río hasta el Lago Cocibolca (Lago Nicaragua) y cruzando el istmo de Rivas sobre un área de 270 kilómetros cuadrados. Con la construcción de vías de acceso temporales para traer materiales de construcción a los puertos actuales, se ha puesto en marcha un sueño que proviene de la época colonial, que pasó por la pluma de Napoleón III y los cálculos de los Estados Unidos.

La negociación, concretada en junio de 2013, implica la entrega de una concesión por 50 años prorrogables a HKND Group (Nicaragua Canal Development) de China para el desarrollo del canal, aprobada por 61 votos a favor con 25 en contra, dos ausentes y una abstención, mediante la Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense atingente a El Canal, Zona de Libre Comercio e Infraestructuras Asociadas. Se suma la concesión a la fundada Empresa Desarrolladora de Grandes Infraestructuras S. A, para la construcción de un oleoducto paralelo y dos puertos de aguas profundas en ambas costas (conectados por un canal seco para un ferrocarril de carga). También se crearían dos zonas de libre comercio y la adecuación de un aeropuerto internacional en cada una de esas zonas por Civil Aviation Engineering Consulting Company of China. Como si esto fuera poco, se plantea una zona de libre comercio, el diseño de una ciudad para 140.000 habitantes a cargo de Shenzhen LAY-OUT Planning Consultants y un subproyecto más de carreteras a nivel nacional, encargado a China Railway SIYUAN Survey and Design Group.

Como podemos observar, si en el pasado Nicaragua ha mirado a Cuba como ejemplo, parece que ahora apunta en sí a China, el gigante que sostiene «un país, dos sistemas», como lo legó Deng Xiaoping. Las implicaciones de un mercado abierto combinado con un férreo control interno, un discurso mercantilista con uno de izquierda populista, parecerían ser la receta a seguir del sandinismo. Y si nos fijamos bien, ¿podría en sus términos llegar a ser este el camino para Cuba, tras el deshielo sufrido entre las relaciones hemisféricas con Estados Unidos a través de los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro? ¿Estamos ante el salvavidas del socialismo del siglo XXI?

Por ahora vale la pena listar lo que Nicaragua se propone, ante las dudas generadas por sectores académicos y de opinión domésticos, como por el escepticismo de algunos de quienes serían sus competidores, los panameños, que con un siglo a cuestas de su propio canal descreen de las posibilidades de construir en tiempo y calidad la obra, además de las fuertes preguntas en materia ambiental y cultural subyacentes. Para tratar de mitigarlas se ha contratado a la consultora Environmental Resources Management (ERM), para investigar el impacto ambiental y social de la ruta. Por otro lado, China Railway Construction Corporation fue contratada para llevar a cabo la evaluación de viabilidad de acuerdo con estándares técnicos internacionales. McKinsey & Company es la empresa encargada de proporcionar a HKND Group la investigación y análisis del proyecto, que permitiría aumentar el tránsito transoceánico de barcos de carga más grandes, pesados y con mayor calado. Se promovería así el comercio entre América, Europa, China, Brasil y Europa, al permitir mayor tránsito de carga con menor tiempo, proyectando en el nuevo milenio la importancia del océano Pacífico.

Las protestas no se han hecho esperar, pues se afirma que el contrato entre Nicaragua y HKND Group fue firmado por Ortega sin socializarlo y discutirlo ante la sociedad civil. Entre los argumentos en contra destaca el que considera que se viola la Constitución al entregar a la firma china la soberanía del país por 50 años prorrogables en otros 50 (lo que recuerda el caso panameño frente a Estados Unidos y la pérdida previa del istmo para Colombia en 1903), sin estudios reales de impacto ambiental especialmente sobre el lago Nicaragua, la reserva de agua más grande de Centroamérica. O el nivel del río San Juan que se debe proteger según el tratado limítrofe con Costa Rica. Finalmente, que la ventaja e ingresos serían mayormente favorables para los chinos, sin obligación de usar industria, mano de obra local, pagar impuestos y estar en capacidad de adquirir tierras a menor precio. Justamente un día antes de Navidad la policía confrontó a varios campesinos, quienes habían obstaculizado la carretera panamericana y el comercio internacional, denunciando que sus propiedades serían confiscadas a pesar de que la autoridad del canal había informado que las tierras se pagarían a valor real, dejando un saldo de 50 heridos entre miembros de la fuerza pública y los demostrantes.

Al margen de todo esto, la presencia de China implicaría cambios importantes geopolíticos, ante momentos en que algunos se han preguntado si Estados Unidos se olvidó, no le interesa o perdió definitiva o considerablemente su influencia en América Latina. El deshielo con Cuba y la aún difícil concreción de procesos de integración bajo las siglas de Alba o Unasur tras la muerte del presidente Chávez merecen considerarse en uno u otro sentido. Sin embargo ante los cambios que pudieran suscitarse por la presencia china, ya en las controversias entre Colombia y Nicaragua por la soberanía del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina ante la Corte Internacional de Justicia en los últimos años, se comentó las implicaciones de una de las jueces chinas de la CIJ por su cercanía con las firmas de su país y los grandes intereses en juego.

Todo este panorama en torno a Nicaragua, tanto a nivel doméstico como externo, en relación con un presidente que parece ser el mismo de siempre pero con una estrategia diferente, nos permite preguntarnos: ¿Afronta el país una estabilidad económica a cambio de un conformismo autoritario? ¿El optimismo económico está siendo manejado con prudencia y responsabilidad? ¿El régimen de Daniel Ortega le ha abierto la puerta a un cambio geopolítico regional al que poca atención se le ha prestado?

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