IDD-Lat 2015

Brasil


Dimensión I Dimensión II Dimensión III Dimensión IV IDD-Lat 2015
Baja-sube-mantiene
Valor
Posición


5,637
10º

2,523
16°


1,023
8º


0,212
9º


4,729
9º


Dimensión Respeto de los Derechos Políticos y Libertades Civiles
Fortalezas Debilidades

  • Género en el Gobierno
  • Inseguridad
Dimensión Calidad institucional y Eficiencia Política
Fortalezas Debilidades

  • Percepción de la Corrupción
  • Alta fragmentación de partidos políticos en el Poder Legislativo
  • Accountability
  • Desestabilización de la democracia
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren Bienestar
Fortalezas Debilidades
  • Desempeño en educación
  • Desempeño en salud
  • Población bajo la línea de la pobreza
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren eficiencia económica
Fortalezas Debilidades
  • Endeudamiento
  • Brecha de Ingreso
  • Inversión

·Brasil logra recuperar su curva ascendente iniciada en 2004 y presenta un crecimiento con respecto al Índice de Desarrollo Democrático del año anterior, cercana al 13#% (Grafico 3.11); lo que produce que modifique su posición en el ranking del décimo al noveno lugar. Este resultado lo vuelve a situar en una franja de puntaje que lo identifica como país con desarrollo democrático medio, aunque no pueda alcanzar el promedio regional. Este resultado se debe a los avances en todas las dimensiones, más fuertemente en la democracia económica. En todas las dimensiones supera el promedio regional, salvo en aquella que mide la calidad de las instituciones y la eficiencia política, donde continúa por debajo y califica como una democracia de mínimo desarrollo. Por otro lado, Brasil, dentro de la región que llamamos Mega países, se destaca este año con una puntuación mejor a la obtenida por México.

·En la Dimensión I, Respeto de los Derechos Políticos y Civiles, democracia de los ciudadanos, el país continúa con el despegue de la zona de baja puntuación, ya que obtiene el mejor resultado desde 2002 (Gráfico 3.12). Aunque se ubicaba en toda la serie en una meseta cercana a los 4 puntos, en esta última medición se acerca a los 6,000 puntos. Este año crece alrededor del 10#%, aunque esto no se traduce en una mejor ubicación en el ranking regional, por el contrario pierde una ubicación, pasando a la décima posición. El avance es consecuencia no de mejores puntuaciones en los indicadores, sino por efecto de que el peor valor de la dimensión, obtenido por Colombia, es más alto que el obtenido en el 2014 por Guatemala, lo que eleva el promedio y tira para arriba al resto de los países. Por segunda vez logra superar el promedio regional de esta dimensión.

La peor puntuación de Brasil en esta dimensión fue la obtenida en el 2002 con 3,791 puntos y la mejor, como mencionamos anteriormente, es la de este año con 5,637 puntos.

·El desempeño de la Dimensión II, Calidad Institucional y Eficiencia Política, democracia de las instituciones, ha sido positivo respecto al del año anterior (Gráfico 3.13), con un alza de casi un 3#%. Alcanza los 2,523 puntos, que se traduce en bajo desempeño, y que la clasifica como una democracia con mínimo desarrollo, junto a Paraguay, México, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. A pesar del ascenso de este año, no modifica su ubicación en el ranking regional, manteniendo la 16ava posición. Su mejor puntuación es resultado de mejores puntuaciones en todas las dimensiones, especialmente en Participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo y en accountability legal.

Brasil obtiene puntajes de mínimo desarrollo democrático entre los 18 países que medimos en el IDD-Lat, en participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo y en desestabilización de la democracia. En esta dimensión solamente en 2003 logró superar el promedio regional. La peor puntuación fue la obtenida en 2014, con 2,454 puntos y la mejor en el 2003, con 5,083 puntos. El resultado de este año es similar al del año anterior.

· En la Dimensión III, la que muestra los resultados sociales,Brasil presenta una puntuación superior a la obtenida en el 2014 (gráfico 3.14), aún sin poder alcanzar su mejor valor histórico que fue el del 2011, con 1,154 puntos. La puntuación de este año refleja un incremento de un 8% respecto del año anterior. Recordemos que el peor valor de la serie fue el obtenido en el año 2006 con -0,200 puntos. Logra superar el promedio regional, ubicándose en un nivel de desarrollo medio. El mejor resultado no se traduce en una posición más alta en la tabla, por el contrario desciende dos posiciones y termina ubicado en el la octava posición.

El mejor desempeño en las variables de eficiencia en educación, en desempleo y población bajo la línea de la pobreza, es lo que motoriza el incremento del puntaje de Brasil en esta dimensión. El resto de los indicadores tienen una pequeña caída, que no logra amenazar el resultado general. Dentro de la región de los megapaíses, la puntuación de Brasil es más elevada que la recibida por México.

· La dimensión Económica, es de las cuatro dimensiones, la que más ha crecido respecto del año anterior, lo que se traduce no sólo en una mejor puntuación, cambiando el signo negativo de la misma (Gráfico 3.14), por una puntuación por encima del promedio; sino que también logra una mejor ubicación en el ranking regional, pasando del onceavo al noveno lugar. Brasil es uno de los diez países que logra superar el promedio regional en esta dimensión. Había tenido un período de siete años sin interrupción en el que Brasil había superado el promedio regional, y tras la caída del 2014, nuevamente se ubica por encima del mismo. A contramano de lo que sucede con la dimensión social, en desarrollo económico, México obtiene una mejor puntuación que Brasil por lo que éste se ubica como un país desarrollo económico medio.

El mejor resultado de este año es producto de avances en brecha de ingreso y endeudamiento. El resto de los indicadores presenta caídas, fundamentalmente las variables de inversión y de libertad económica. Brasil obtiene la mejor puntuación de la región en el indicador de endeudamiento, lo que hace subir considerablemente el resultado final.

Conclusiones

  • Brasil presenta un crecimiento con respecto al año anterior, cercana al 13#%
  • Este resultado lo identifica como país con desarrollo democrático medio. No logra alcanzar el promedio regional.
  • Mejoran todas las dimensiones, aunque más fuertemente la democracia económica.
  • En democracia de los ciudadanos obtiene el mejor resultado desde 2002. Este año crece alrededor del 10#%.
  • En democracia de las instituciones el desempeño ha sido levemente positivo respecto al del año anterior, casi un 3#%, pero califica como una democracia con mínimo desarrollo. Brasil es el país que obtiene los puntajes más bajos de toda la región en dos indicadores, participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo y desestabilización de la democracia. No logra alcanzar el promedio regional.
  • En democracia social, Brasil presenta una puntuación superior a la obtenida en el 2014. Supera el promedio regional. Califica como una democracia de desarrollo medio. Ocupa la octava posición.
  • La dimensión económica, es de las cuatro dimensiones, la que más ha crecido. Alcanza el promedio regional. Ocupa el noveno lugar del ranking. Brasil se caracteriza con desarrollo democrático medio y obtiene la mejor puntuación de la región en el indicador de endeudamiento.

Oportunidades para mejorar el Desarrollo democrático

  1. Fomentar una mayor participación de las mujeres en los poderes del Estado
  2. Lograr mayor eficiencia en las políticas de combate a la delincuencia y al narcotráfico
  3. Incrementar la lucha contra la corrupción
  4. Fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas
  5. Fomentar políticas de inclusión democrática posibilitando una mayor integración y contención de las minorías excluidas y en situación de pobreza extrema
  6. Hacer más eficiente el desempeño de sus sistemas de salud
  7. Profundizar la lucha contra la pobreza
  8. Desarrollar políticas de inclusión social que generen mayor equidad
  9. Generar condiciones favorables para las inversiones generadoras de empleo

2014 no Brasil: Copa do Mundo e eleições como fatos principais

Por Humberto Dantas y Iuri Pitta

No Brasil, o ano de 2014 foi marcado pela realização de uma nova Copa do Mundo, após 64 anos, e pela sétima eleição presidencial direta consecutiva, uma sequência inédita na história de rupturas institucionais e períodos de restrição de liberdades do país. Ambos foram surpreendentes. A despeito de atraso expressivo nas obras de infraestrutura, no evento futebolístico os brasileiros viram uma organização acima das expectativas e problemas menos graves do que o esperado - o pior trauma, no fim das contas, acabou sendo a eliminação da seleção local pelo placar de 7 a 1 para a Alemanha. Na política, o país passou pela mais acirrada disputa do atual período democrático, com direito à tragédia da morte de um candidato em um acidente aéreo, reviravoltas nas pesquisas de intenção de voto e denúncias de corrupção como há muito não se via em uma campanha eleitoral.

Em outubro, os brasileiros reelegeram em dois turnos a presidente Dilma Rousseff (PT) e seu vice do PMDB, Michel Temer, dando ao Partido dos Trabalhadores o mais longo período consecutivo de um grupo político no poder central desde o fim da ditadura militar, em 1985. A vencedora recebeu 51,6#% dos votos válidos, contra 48,4#% de seu adversário, Aécio Neves, do PSDB. Além disso, foram escolhidos 27 governadores e seus vices, 513 deputados federais, um terço dos senadores (27) e 1.059 deputados estaduais. Nos estados e no Congresso Nacional, os pedidos de renovação política verificados um ano antes, nos protestos de rua de 2013, não se refletiram nas urnas. A maioria dos eleitos para os Poderes Executivos locais pertence a grupos políticos tradicionais ou é de governadores reconduzidos a um segundo mandato. Apesar disso, houve mudanças destacáveis no poder em estados como Maranhão (que era comandado havia cinco décadas pelo clã do ex-presidente José Sarney), Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Distrito Federal e Minas Gerais, em que o PT venceu, com o ex-ministro Fernando Pimentel, justamente o PSDB de Aécio Neves que estava no poder havia 12 anos. Na Câmara dos Deputados, houve a troca de 223 dos 513 parlamentares, mas 25 desses são políticos que retornaram à Casa. Os neófitos somam 198 cadeiras, o equivalente a 39#% do plenário, mas parte significativa carrega sobrenomes conhecidos nas urnas: são filhos, netos, sobrinhos e outros parentes de primeiro grau de políticos tradicionais. Dos 401 deputados que se candidataram à reeleição, 290 obtiveram êxito - taxa de sucesso de 72#%, conforme cálculo do jornalista José Roberto de Toledo. O Congresso Nacional que emergiu das urnas em 2014 é considerado, por muitos, como o mais conservador dos últimos 20 anos no Brasil.

Os partidos mantiveram um padrão de alianças estaduais diferente daquele estabelecido no pleito presidencial. No Brasil, a ideia de que o federalismo impacta numa lógica descentralizada de atuação das legendas faz bastante sentido. PT e PMDB, por exemplo, que venceram a eleição presidencial, lançaram mais de 15 candidatos a governador cada um e foram adversários diretos em 17 dos 27 estados. Ou seja, embora fossem aliados na chapa presidencial, nas disputas estaduais ambos se enfrentaram aos olhos de 75#% do eleitorado.

No campo nacional, enquanto Dilma Rousseff foi apoiada por nove partidos grandes e médios, Aécio Neves, seu principal adversário, mesclou apoios de legendas médias e pequenas. Isso desequilibrou, a exemplo de tantas outras eleições na história do país, o tempo de rádio e televisão distribuído a cada candidatura, custeado à base de renúncia fiscal ao longo de cerca de dois meses, no primeiro turno. Isso porque a representatividade das legendas que compõem uma coligação impacta no espaço ocupado nos meios de comunicação sob concessão pública - rádio e TV.

Essa representatividade, por sinal, nunca esteve tão fragmentada no Congresso Nacional. Em 2014, 28 dos 32 partidos com registro na Justiça Eleitoral conseguiram eleger pelo menos um deputado federal, o que amplia a essa legenda o acesso a recursos públicos para custeio da máquina partidária e direito à propaganda institucional ao longo dos próximos quatro anos. No quadriênio anterior, eram 22 os partidos com alguma representação na Câmara.

Além do equilíbrio entre PT e PSDB na disputa presidencial, fenômeno que se repete desde 1994, dois aspectos merecem especial atenção. Dilma venceu uma eleição em que as pesquisas mostravam mais de 70#% de desejo de mudança no eleitorado. Sua campanha, situada no campo da situação, lançou-se com o slogan %u201Cmuda mais%u201D e foi beneficiada por uma oposição quase inexistente ao longo dos oito anos de Lula (PT) e dos quatro anos de Dilma. Além disso, a possibilidade de fortalecimento de uma terceira via eleitoral, que havia se concretizado com Marina Silva (ainda no Partido Verde) em 2010 e com Eduardo Campos (PSB) em 2014, findou sob o impacto do acidente aéreo que vitimou o ex-governador de Pernambuco. No ano anterior, quando Marina Silva não conseguiu fundar a própria legenda para disputar a Presidência, o PSB conseguiu a adesão da ex-ministra e ex-senadora ao projeto de Eduardo Campos como candidata a vice-presidente. A aliança de conveniência passou a expor suas incoerências e instabilidades quando Marina assumiu o lugar do ex-governador, após o acidente aéreo. A partir de meados de agosto, quando Marina despontou nas pesquisas, ficou a sensação de que o objetivo de parcelas do eleitorado era vencer Dilma Rousseff, e não votar especificamente em qualquer um dos seus dois principais adversários. Marina naufragou às vésperas da votação em primeiro turno, depois de ser atacada ferozmente pela campanha do PT e de não conseguir contornar divergências pessoais com o programa de governo planejado por Eduardo Campos em direitos civis, como questões relacionadas aos homossexuais e ao aborto. Ademais, seu partido não lhe ofertou estrutura necessária. Por mais que as legendas estejam em descrédito crescente junto à opinião pública, os grupos mais estruturados foram os que novamente chegaram ao segundo turno: PT e PSDB.

Chamou a atenção negativamente na campanha de 2014 o baixo nível do debate e os ataques de ordem pessoal, que costumam marcar disputas equilibradas. Além disso, o desejo de mudança fez com que a presidente reeleita se apoiasse em promessas muito distantes da realidade. Em novembro, após sua vitória, o país assistiu ao aumento das contas de energia, do valor dos combustíveis, de impostos, bem como ações que contrariavam frontalmente o que havia sido construído e prometido - sobretudo no campo econômico em relação à inflação, taxa de juros e combate ao desemprego.

Dois universos que merecem destaque adicional, sobretudo ao longo do processo eleitoral, são: as mulheres e a violência. No primeiro caso, os esforços legais para que mulheres tenham espaço garantido (ao menos 30#%) em chapas proporcionais para os cargos de deputadas federais e estaduais não se converteram efetivamente em vagas. Assim, a Câmara dos Deputados se manteve com menos de 10#% de mulheres e o total de deputadas estaduais ficou no patamar de 11#%, inferior aos 13#% de 2010 e igual ao de 2006. Apenas uma governadora foi eleita - uma estreante na política que substituiu o marido, barrado pela lei que impede condenados de disputarem eleições - e no Senado observamos 13,6#% de escolhidas, número inferior aos 15#% de 2006.

No que diz respeito à segunda questão, a da violência, o país registrou expressivo volume de mortes por causas externas associadas a assassinatos e acidentes de trânsito. Nas eleições, grupos criminosos continuam controlando o acesso de campanhas a favelas em grandes cidades, e o exército ainda tem sido utilizado em algumas localidades para a garantia de paz durante a votação. Nesse caso, após a derrota da oposição, chamou a atenção negativamente alguns manifestos, protagonizados por poucos grupos organizados nas redes sociais e em pequenas movimentações nas ruas, associados à volta dos militares ao poder, em alusão a uma tentativa de golpe ou impeachment da presidente reeleita. O equilíbrio e o nível da disputa levaram a tal fato. A urna eletrônica brasileira foi questionada acerca de sua idoneidade, mas, para além do fator casuísta, é importante salientar que dúvidas acerca de sua segurança são levantadas faz anos, inclusive pelo PT - vencedor do pleito mais recente.

No campo da corrupção, o ano de 2014 teve início com a vigência da chamada Lei Anticorrupção, aprovada pelo Congresso no ano anterior, ainda como uma %u201Cresposta%u201D aos protestos de 2013 por renovação política. A nova legislação foi criada com o propósito de fazer o Brasil se alinhar a normas como o FCPA americano e o UK Bribery Act, e prevenir a atuação de empresas nacionais em casos de corrupção e suborno de agentes públicos dentro e fora do país. A lei foi comemorada pelos setores da sociedade civil que atuam pela transparência dos contratos públicos e pela ética nos negócios corporativos, mas parte dessa evolução se viu frustrada pelo atraso do governo brasileiro em editar um decreto de regulamentação - o que só viria a ocorrer em 2015. A presidente alegou que a medida demandava estudos e análises aprofundadas, mas opositores não descartam um atraso deliberado, por motivação eleitoral - o decreto traçaria diretrizes para punir empresas flagradas em pagamento de suborno a agentes públicos.

Nesse período, veio a público justamente o que já é considerado como o maior escândalo envolvendo financiamento ilegal de partidos políticos. A partir de uma investigação da Polícia Federal em março a respeito de um esquema de lavagem de dinheiro e operações de câmbio não oficiais, descobriu-se um sistema de desvios de recursos públicos envolvendo contratos da maior empresa estatal brasileira, a Petrobrás, e a atuação cartelizada das principais construtoras do país (suas fornecedoras). Essas empresas, mediante pagamento de suborno a dirigentes da companhia petrolífera, faziam acertos prévios de contratos bilionários e superfaturados de prestação de serviços em construção de refinarias e outros equipamentos para exploração e produção de petroderivados. As investigações mostraram um novo comportamento por parte dos partidos políticos: em vez de recorrerem a esquemas clandestinos de financiamento de campanhas, o chamado caixa 2, parte do dinheiro fruto do superfaturamento era doada de forma legal às campanhas eleitorais pelo menos desde 2010. As denúncias se concentraram em políticos de PT, PMDB e PP, todos da atual coalização governista, mas também atingiram membros de PSDB e do PSB - nos dois casos, ex-presidentes nacionais das duas legendas, já falecidos.

As investigações geraram mal estar e troca de acusações mútuas entre os grupos de situação e oposição ao longo e após a campanha eleitoral. À medida que se aproximava o segundo turno presidencial, as denúncias ganhavam contundência e despertavam maior interesse público. A situação reclamou de uma tentativa de golpe da mídia, bastante contestada por setores ideologicamente posicionados, e a oposição buscou concentrar forças numa tentativa de enfraquecer a candidatura situacionista.

Enquanto isso, e a despeito dos resultados eleitorais, é possível afirmar que as pesquisas de opinião captaram significativo descrédito das instituições de representação política, sobretudo órgãos legislativos e partidos políticos. A despeito de as duas maiores forças partidárias terem se destacado novamente no pleito presidencial, os eleitores se afastaram. Em 2013, as manifestações de rua já haviam sido contundentes. O esperado, em 2014, era algo mais incisivo que findou não ocorrendo. A Copa do Mundo poderia ser palco de grandes movimentações, mas após ações menos incisivas que no ano anterior e repressão policial no jogo de abertura (12 de junho - Brasil x Croácia), os ânimos se arrefeceram - também porque o esperado fracasso da competição em termos estruturais não ficou evidente e o país foi apresentado com uma imagem de simpatia. No jogo inicial, chamaram atenção as vaias e os xingamentos à presidente da República, que abriu mão de discursar e se queixou do baixo nível dos manifestos.

No campo econômico, os indicadores de que o país gastou mais que o razoável em nome da reeleição presidencial ficaram evidentes. As contas públicas não atingiram resultados esperados. Os discursos conjunturais do contestado ministro da Fazenda, Guido Mantega, no início do ano, foram refutados por resultados muito distantes do esperado e muito piores que os traçados. O país percebeu a distância entre o desejo eleitoral e a realidade. Conquistas sociais ficaram ameaçadas, sobretudo no que diz respeito à geração de emprego e combate à pobreza. A inflação, que superou o teto da meta oficial (6,5#%) ao longo do ano, fechou 2014 próxima dele: 6,4#%. No campo da saúde, o país terminou o ano sob uma eminente epidemia de dengue que viria a se confirmar e sob o constante desafio de fazer valer preceitos universais de atendimento e tratamento. Na educação, o governo expandiu fortemente o ensino técnico e o programa de bolsas de estudos em universidades privadas com financiamento, mas chegou ao final do ano sem conseguir garantir a rematrícula ou o ingresso de novas parcelas de estudantes. O ano de 2014 começou com grande expectativa em torno dos grandes eventos políticos e esportivos, e se encerrou com uma crescente incerteza econômica que há tempos não se via na sociedade brasileira.

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