IDD-Lat 2014

Honduras

Dimensión I

Dimensión II

Dimensión III

Dimensión IV

IDD-Lat 2014

2,438

17º

3,639

8°

-1,017

13º

-1,241

16º

1,943

15º

Dimensión Respeto de los Derechos Políticos y las Libertades civiles

Fortalezas

Debilidades

  • Voto de Adhesión Política
  • Percepción de respeto de las libertades civiles y derechos políticos
  • Género en el Gobierno
  • Condicionamiento de libertades por inseguridad
Calidad institucional y eficiencia política

Fortalezas

Debilidades

  • Participación de los partidos políticos en el Poder Legislativo
  • Percepción de la Corrupción
  • Accountability
  • Desestabilización de la democracia
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren Bienestar

Fortalezas

Debilidades

  • Desempeño en educación
  • Desempeño en salud
  • Población bajo la línea de la pobreza
Dimensión Capacidad para generar políticas que aseguren eficiencia económica

Fortalezas

Debilidades

  • Brecha de Ingreso
  • Libertad Económica
  • Endeudamiento
  • PIB per Cápita

Honduras ha empeorado nuevamente su puntuación final, en casi un 40% respecto de la medición del año anterior. El retroceso en todas las dimensiones, especialmente las que miden los resultados sociales y económicos, explica la caída en la puntuación general del país. Con esto valores, Honduras alcanza el peor valor de la serie, alejándose aún más de su mejor puntuación que fue la obtenida en el 2007, con 4,780 puntos (Gráfico 3.46). Como consecuencia del comportamiento de los últimos años ya no está entre los países con bajo desarrollo democrático, sino que pertenece al grupo de mínimo desarrollo junto a Nicaragua, Venezuela, Guatemala y República Dominicana. Perdió dos posiciones en el ranking latinoamericano de desarrollo democrático, pasando del 14º al 16º lugar.

La Dimensión I, que mide el Ejercicio de Derechos Políticos y Libertades Civiles, la democracia de los ciudadanos, empeora alrededor del 20% respecto al año anterior (Gráfico 3.47). Esta variación negativa es producto de un descenso en el indicador que mide el condicionamiento de las libertades por inseguridad. Los indicadores que presentan un leve avance son Voto de adhesión política y Género. El resto de los indicadores se mantuvo en valores similares a los obtenidos en años anteriores, con lo cual Honduras, aunque ya no se ubica en el último lugar del ranking latinoamericano de esta dimensión, está en el anteúltimo y esta puntuación es la peor recibida desde el 2002 a la fecha, cada vez más lejos del promedio de la región. En este marco de deterioro destaca que Honduras no logra mejorar las bajas puntuaciones recibidas en el índice de libertades civiles y en el de derechos políticos desde el 2010 a la actualidad. En esta dimensión Honduras presenta mínimo desarrollo democrático junto a Guatemala y Colombia.

El valor obtenido en Calidad Institucional y Eficiencia Política, democracia de las instituciones, es menor al puntaje logrado en 2013, con una caída también del 20% (Gráfico 3.48). El descenso se explica por las peores puntuaciones obtenidas en los indicadores que miden Percepción de la Corrupción y Accountability. El resto de los indicadores se mantuvo estable en valores relativamente bajos, excepto la variable de Participación de los Partidos Políticos en el Poder Legislativo. En esta dimensión, Honduras continúa ubicada por debajo del promedio regional y forma parte de los países que presentan bajo desarrollo democrático, junto a Perú, Guatemala, México, Colombia, Paraguay, Argentina y Nicaragua. No obstante su bajo rendimiento, Honduras logra mantener, en el ordenamiento regional latinoamericano, el 8° lugar, como producto de la caída generalizada en democracia de las instituciones para el conjunto de países de América Latina.

La fuerte caída de Honduras en la Dimensión Social genera un mayor alejamiento del promedio regional al que había superado levemente en 2011 y 2012 (Gráfico 3.49). Esta situación se produce por un pobre rendimiento en los indicadores de Gasto Social en Salud, y por la caída observada en las variables que miden el desempleo urbano y la población bajo la línea de la pobreza. Además influye en el resultado el hecho que las restantes variables, aunque se mantienen estables, continúan obteniendo puntuaciones muy bajas, especialmente las que se utilizan para evaluar la Matriculación Secundaria y la Mortalidad Infantil. Por otro lado el avance de varios países de la región en el desarrollo e implementación de políticas sociales más inclusivas e igualitarias, ponen en evidencia a aquellos que no lo están haciendo con la misma velocidad en esa dirección. Honduras desciende dos posiciones en el ranking regional, pasando del 11º al 13° lugar. En esta dimensión forma parte de los países con bajo desarrollo democrático junto a Bolivia, El Salvador, Venezuela, Colombia y Paraguay. La puntuación obtenida (-1,017) es cercana al peor valor de la serie alcanzado en el 2003 con -1,125 puntos.

En lo relativo a su desarrollo económico, las peores puntuaciones recibidas en las variables de Endeudamiento, Libertad Económica y Brecha de Ingreso, superan los avances en los indicadores de PIB per cápita e Inversión y esto ha generado que Honduras muestre un descenso en esta dimensión de más del 27% (Gráfico 3.50). Este peor desempeño sin embargo no le modifica su ubicación en el ranking, ya que asciende una posición, pasando del 16º al 15° lugar, merced al comportamiento de otros países. El promedio de su propia serie histórica lo ubica en torno a los 1,000 puntos por debajo del promedio regional latinoamericano. Con la calificación recibida se ubica en el conjunto de países con bajo desarrollo en democracia económica.



Honduras 2013: luces y sombras al final del camino

José Alejandro Cepeda

El golpe de Estado de 2009 contra el presidente Manuel Zelaya fue un desafortunado acontecimiento que ha marcado los años recientes en Honduras. Lejos de ser un hecho aislado -y de haber revivido en Latinoamérica un repudiable fantasma-, ha cubierto con un manto de sombras la política del país hasta el presente. Sin embargo es posible afirmar que 2013 de alguna forma marcó el arribo de una luz al final del túnel, en la medida que la transparencia electoral ha sido en buena parte recuperada y existen esfuerzos por hacer de la nación centroamericana un mejor sitio para vivir, aun cuando sigue siendo considerada una de las más violentas del mundo.

Observemos los principales hechos que permiten reconstruir la importancia de un año político emocionante, donde la polarización no riñe con la sensatez, y que solo cedió atención ante la clasificación lograda por la selección al Mundial de fútbol de 2014.

Elecciones y competitividad democrática

El abstencionismo constituye una de las amenazas a los procesos de legitimación en las democracias modernas, cuyo remedio ideal sigue sin ser el voto obligatorio (Colombia y Nicaragua se han resistido en la región). Honduras, cuya transición política se remonta -paulatinamente y con retrocesos- a partir de 1980, ha sufrido históricamente uno de los mayores grados de apatía electoral. Esto encuentra explicaciones sociológicas en la labor autoritaria y tutelar ejercida por las fuerzas armadas durante décadas, y ante lo cual el bipartidismo tradicional (Partido Nacional y Partido Liberal) jugó un papel ambiguo atrasando la emergencia de una cultura política activa.

En esa medida, la recuperación democrática es un proceso aún vigente, meritorio e inacabado, propio de su contexto particular. A pesar de la persistencia del bipartidismo, con el Partido Nacional situado a la derecha y el Liberal intentando ser progresista, el sistema de partidos ha venido abriéndose a un multipartidismo moderado de opciones diversas. Así, los hondureños solo hasta 2013 han dado un paso adelante en cuanto a participación. Y habría que felicitarlos. José Ortega y Gasset decía: %u201CNo hay salud política cuando no se gobierna con la adhesión activa de las mayorías sociales%u201D.

El sufragio de 3,2 millones de ciudadanos en los comicios del 24 de noviembre de 2013 marcó un hito en un país poblado por poco más de 8 millones de habitantes, lo que significó la disminución de la abstención en 11% respecto a los comicios de 2009 y un hecho memorable en su historia política. Las novenas elecciones generales por su alcance y participación lograda, no exentas de polémica, pueden considerarse el acontecimiento político más importante del año, que arroja al Partido Nacional como ganador por primera vez de forma consecutiva en una elección presidencial, mientras el Partido Liberal pasó a tercera fuerza.

Los dos triunfadores de las elecciones fueron el nacionalista Juan Orlando Hernández, elegido presidente, y la reducción de la abstención. Se calculó oficialmente que en 2009 un 50% de la población censada no acudió a las urnas. En contraste, en esta oportunidad lo hizo un 60,38% de la población, la más alta participación de todos los procesos electorales. Téngase en cuenta que cerca de un millón de hondureños residen en el exterior y no votan.

Reapertura del sistema de partidos

Sin bien el Partido Nacional logró mantenerse en el poder y el Liberal continúa siendo influyente, gracias al liderazgo de Mauricio Villeda, hay que recordar que desde la década de 1980, a la par con la transición democrática, ha existido una relativa apertura partidista, gracias a fuerzas que emergieron como el PINU (Partido de Innovación y Unidad), el PUD (Partido Unificación Democrática) y el PDCH (Partido Demócrata Cristiano de Honduras), que han tratado desde escorar a la izquierda -aun fragmentadamente- a exponer necesarios valores humanitarios en medio de las crisis.

La actual relocalización del espectro ideológico va más allá. Si bien sigue presentando a ese Partido Nacional como líder, con una derecha adaptada a tiempos neoliberales, y un Partido Liberal de algún modo recompuesto, las novenas elecciones generales desde el retorno constitucional ofrecen, de manera destacada, por primera vez nueve partidos políticos en lidia, cuatro de estos de novedosa creación tras la crisis de 2009: Partido Libertad y Refundación (Libre), Partido Anticorrupción (PAC), Partido Alianza Patriótica (Alianza) y Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER).

En la Honduras del presente con una cultura política de derecha establecida, aunque con síntomas de cambio, no existe seguridad de que la oposición quede en unas mismas manos. Pero como ya lo advertía Disraeli (y eran tiempos complicados los de la Inglaterra del siglo XIX): %u201Cningún gobierno puede estar seguro largo tiempo sin una formidable oposición%u201D. Según lo que dejan ver los resultados, a pesar de la corta vida de Alianza y FAPER (no alcanzaron el mínimo de votos y diputados exigidos por ley), Libre -el partido que recogió las banderas de Zelaya, candidateó a su mujer, Xiomara Castro, y obtuvo el segundo lugar en las presidenciales- y PAC demostraron ser agrupaciones que pueden marcar diferencias en el futuro.

En 1985 participaron por primera vez nueve candidatos presidenciales, pero siete representaban a los dos partidos históricos; en aquella época se emuló el complejo sistema de lemas uruguayo, un esfuerzo loable por hacer las cosas difíciles. Se mantenía el estatus bipartidista proveniente de los días en que Honduras era caricaturizada como república bananera (en efecto, dos compañías bananeras norteamericanas en plena competencia oligopólica llegaron a ser protectoras de nacionalistas y liberales en el siglo XX), mientras que hoy el espectro ideológico es abierto y el dominio absoluto de los dos partidos está liquidado. A diferencia de 1985 esta vez concurrieron los citados nueve partidos, tres de ellos de izquierda (Libre, UD y FAPER), pero solo Libre con un discurso que promueve la refundación de la nación sacó un importante caudal electoral.

Alianzas y reorganización del espectro ideológico

La vida interna de los partidos sigue siendo un tema críptico, aun para especialistas y politólogos. La democracia parlamentaria y la de partidos fueron depuestas en la modernidad y la posmodernidad por lo que el francés Bernard Manin ha denominado democracia de audiencias. Aquellas intrigas domésticas son ventiladas por los medios de comunicación y las nuevas tecnologías virtuales. Honduras en el siglo XXI y el proceso electoral de 2013 no son la excepción.

Ricardo Álvarez, ex alcalde de Tegucigalpa y rival de Hernández por la candidatura presidencial del Partido Nacional, en una confrontación marcada, luego de su derrota se incorporó a la campaña partidaria con un mensaje de unidad, cuyo resultado es claro: los votos capitalinos que arrastró fueron claves para que el partido por primera vez fuese reelegido directamente y él funja hoy como designado presidencial. Por su parte, a Andrés Pavón, de FAPER, que se supone representaba la resistencia, lo afectó su deslealtad con la corriente opositora de Zelaya.

El histórico Partido Liberal fue relegado a tercera fuerza política. Apenas 632.320 votos, 264.178 menos que el recién creado Libre de las toldas de Zelaya, y 516.982 menos que el Partido Nacional. De continuar dividido y sin estrategia de renovación, corre el riesgo de ser superado por el Partido Anticorrupción y sumirse en una cuarta posición.

La novedad corrió por cuenta de Salvador Nasralla, antiguo presentador de noticias y deportes de origen chileno, quien como candidato y fundador del PAC logró estructurar un partido sin cuadros a nivel nacional con el que piensa seguir creciendo. Apoyado en su imagen mediática, este representante de la telepolítica ocupó una nada despreciable cuarta posición con 418.443 votos, que le otorgaron 13 diputados en el Congreso Nacional. Su estrategia fue una dura crítica al bipartidismo, responsabilizándolo de los problemas del país. Si bien históricamente esto puede ser cierto, para cualquier interesado conviene repasar el rol de los militares, la alta injerencia durante décadas de los Estados Unidos, así como el papel directo e indirecto frente a la guerra en Nicaragua, más la penosa transición y una consolidación democrática incompleta.

Una conclusión que disgusta a la izquierda más radical pero fascina a los seguidores de J. J. Rendón, el polémico asesor venezolano que apoyó la campaña nacionalista y se ha hecho asiduo del país: a pesar de la desinstitucionalización del sistema de partidos -al cual el politólogo italiano Giovanni Sartori denominaría como fluido-, en términos ideológicos asistimos a un país más tolerante y progresista, pero también a la confirmación de la defensa de los valores de derecha que lo han caracterizado y, por ende, al rechazo de lo que algunos afirman serían las puertas del socialismo del siglo XXI, en la propuesta de Libre y el sombrero vaquero del depuesto Zelaya que heredó su esposa.

Transparencia y observación extranjera

Una buena noticia son los avances en transparencia electoral y en el Tribunal Supremo Electoral, aun con denuncias y protestas de los perdedores. En medio de la presión por dejar atrás definitivamente el fantasma golpista de 2009 y recomponer a Honduras en la comunidad internacional, estos comicios fueron los más observados en su historia. Acudieron más de 700 representantes de distintas organizaciones. La Unión Europea envió casi 100 observadores y la Organización de Estados Americanos con más de 70; estuvo presente el Centro Carter, así como magistrados de más de 30 tribunales electorales. Los informes niegan irregularidades visibles y dieron un parte positivo.

Ejemplo lo constituye la alcaldía de San Pedro Sula, segunda ciudad en importancia, arrebatada por el PAC al bipartidismo que la creía asegurada. Tras un supervisado reconteo las dudas se disiparon. Hechos como este demostraron las mejoras del Sistema Integrado de Escrutinio y Divulgación Electoral (SIEDE), introducido recientemente en Honduras y que los visitantes externos reconocieron como funcional.

Economía y retos sociales

Honduras es uno de los países con mayor violencia del continente en términos estructurales, de inseguridad y de nivel político, como lo reconoció el propio presidente saliente Porfirio Lobo. La pobreza afecta al 65% de la población. Para observadores como Freedom House en su informe de 2014, aún es catalogable como parcialmente libre, aunque el ciclo electoral de 2013 haya sido comentado internacionalmente como positivo y se cumplan ahora los requisitos de una democracia electoral, mejora que comparte con naciones disímiles como Kenya, Nepal y Pakistán.

Según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico desaceleró, de 4% a 2,6% en 2013, debido a una menor inversión privada, una caída en la producción de café y un menor crecimiento de los socios comerciales. Sin embargo, la inflación se redujo de 5,5% a 5%, como resultado de un menor aumento en el precio de materias primas, una actividad económica más débil y una menor depreciación de la moneda. El déficit en cuenta corriente aumentó a alrededor de 9% del PIB, consecuencia de términos de intercambio menos favorables y una caída en las exportaciones de café.

Esta realidad, mezclada con un déficit del sector público que alcanzó 7,6% del PIB en 2013 (4,2% en 2012), plantea retos para el nuevo gobierno (que comenzó a aplicar medidas para mejorar la disciplina fiscal). El Congreso saliente en diciembre aprobó acciones de consolidación fiscal orientadas a aumentar los ingresos, legislación reformista en el sector eléctrico y de pensiones, así como medidas para fortalecer la administración tributaria y la disciplina presupuestaria. Con ello se espera restar a una realidad que muestra un índice de desarrollo humano grave, en el PNUD, donde la presencia del narcotráfico y de las pandillas ayudan a situar al país en la mayor tasa de homicidios del mundo (86,5 por cada 100.000 habitantes, aunque la percepción esté en la media regional). Muchos pobres tienen esperanzas en el programa Bono 10.000, aún por implementarse mejor, y mientras se proclama la descentralización como fórmula contra la corrupción y la transparencia del uso de recursos públicos, existen paradójicos recortes en las transferencias municipales.

Aporte de la iglesia

El cardenal Óscar Andrés Rodríguez fue designado por el papa Francisco coordinador de un grupo especial de ocho colegas de cinco continentes para impulsar las reformas a la curia romana, incluyendo sus instituciones o dicasterios. El %u201CG8 del Papa%u201D tiene por misión superar los escándalos de corrupción e intrigas de los últimos años, que han afectado a los órganos de gobierno de la Santa Sede y a la Iglesia católica toda. Rodríguez, salesiano y amigo personal del papa, se ha destacado por ser progresista y crítico de la desigualdad social, y es reseñado como el miembro con mayor experiencia.

Por su parte, el obispo Rómulo Emiliani ha destacado por su labor a favor de la paz en la costa norte de Honduras con un tratamiento humano en los centros penales. Ha luchado por la construcción de una granja penal, mediado entre pandillas y abogado por su reinserción social. Su valentía no ha sido ajena a las críticas, que insinúan que las treguas pactadas incitan a olvidar los daños causados por los actores violentos.

Y es rescatable la labor del padre Alberto Gaucci en Olancho, sacerdote franciscano originario de Malta, quien ha emprendido un trabajo social por el pueblo de Juticalpa, con obras como una escuela y hogares para niños y ancianos. La proyección de su misión pastoral, en torno a la paz y armonía de la nación, se ejemplifica en la vida sencilla que lleva.

Personaje

Por último merece reseñarse la popularidad alcanzada por Hilda Caldera de Landaverde, mujer que ha luchado contra viento y marea por lograr la condena de los asesinos de su esposo, Alfredo Landaverde, un líder que había destacado por su compromiso social y denuncias a la impunidad en Honduras, e iba a ser postulado candidato a la Presidencia por el Partido Demócrata Cristiano pero fue ultimado brutalmente en 2011.

Conclusiones
  • Honduras ha retrocedido en casi un 40% respecto de la medición del año anterior.
  • Presenta caídas en todas las dimensiones, especialmente las que miden los resultados sociales y económicos.
  • Alcanza el peor valor de la serie.
  • Es un país con mínimo desarrollo.
  • Democracia de los Ciudadanos. En la Dimensión Ejercicio de Derechos Políticos y Libertades Civiles Honduras empeora alrededor del 20% respecto al año anterior, producto de un descenso en el indicador que mide el condicionamiento de las libertades por inseguridad. Es la peor puntuación recibida desde el 2002 a la fecha. Sigue por debajo del promedio de la región. En esta dimensión Honduras presenta mínimo desarrollo democrático junto a Guatemala y Colombia.
  • La participación electoral remontó, situándose alrededor de 61%, en alza de una docena de puntos con respecto a la de 2009 y sobre todo invirtiendo la tendencia declinante de los últimos tres lustros. Los votantes se sintieron convocados por la oferta ampliada, la discusión más pronunciada sobre los modelos de sociedad y un resultado que se anticipaba apretado. Por las mismas causas, los sufragios blancos y nulos (4,8% del total de votos emitidos) se contrajeron en relación a la presidencial previa. Sin embargo, la participación aún permanece en la franja baja de América Latina y la rutina de elecciones periódicas no ha disipado una recurrente sensación de desconfianza de la ciudadanía en la transparencia de los comicios ni de cuestionamiento a los resultados.
  • Democracia de las Instituciones. En la Dimensión Calidad Institucional y Eficiencia Política su puntuación es menor en un 20% al logrado en la medición anterior. El descenso se explica por las peores puntuaciones obtenidas en los indicadores que miden Percepción de la Corrupción y Accountability, especialmente la política y la social. Honduras continúa ubicada por debajo del promedio regional y forma parte de los países que presentan bajo desarrollo democrático. Honduras logra mantener, en el ordenamiento regional latinoamericano, el 8° lugar.
  • La elección de 2013 marcó el final del bipartidismo hondureño: no sólo porque el Partido Liberal quedó relegado al tercer lugar, sino que sumados los dos primeros partidos quedaron por debajo de 60%, lejos del 95% que habitualmente conseguían. Fue, además, de manera individual, el peor desempeño histórico de los partidos tradicionales.
  • Las novenas elecciones generales desde el retorno constitucional ofrecen, de manera destacada, por primera vez nueve partidos políticos en lidia, siendo cuatro de estos de novedosa creación tras la crisis de 2009: Partido Libertad y Refundación (Libre), Partido Anticorrupción (PAC), Partido Alianza Patriótica (Alianza) y Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER).
  • El nuevo presidente comenzará su gestión con el Congreso más fragmentado de la historia hondureña: la bancada oficialista tendrá aproximadamente un tercio de los escaños y requerirá construir pactos, estables o ad hoc, para aprobar leyes.
  • Hernández encara retos significativos: una situación fiscal precaria, una inseguridad estabilizada en niveles muy elevados y un sistema partidario y político en renovación.
  • El presidente Porfirio Lobo Sosa abandona el poder salpicado por una gran cantidad de actos de corrupción, muchos de los cuales han quedado en la impunidad.
  • Democracia Social.En la Dimensión que mide los resultados de le gestión democrática en lo Social la fuerte caída de Honduras hace que se aleje del promedio regional, por un pobre rendimiento en los indicadores de Gasto Social en Salud, y en las variables que miden el desempleo urbano y la población bajo la línea de la pobreza. Honduras ocupa el 13° lugar del ranking, alejándose de la puntuación promedio de la región. En esta dimensión forma parte de los países con bajo desarrollo democrático.
  • El presidente Porfirio Lobo transitó su cuarto y último año de gobierno. Todo indicaba que durante 36 meses los esfuerzos de la gestión Lobo eran insuficientes para mejorar las expectativas de los hondureños que resentían a diario la falta de oportunidades de empleo, los índices de violencia, la carencia de medicamentos en los hospitales, el cierre de las aulas y el encarecimiento de la canasta básica. Los problemas de la corrupción, la confrontación entre poderes y el descalabro de las finanzas del Estado son elementos que sobresalían en el último año de gobierno de la su administración.
  • Dimensión Económica: En lo relativo a su desarrollo económico, Honduras muestra un descenso en esta dimensión de casi el 30%. Con la calificación recibida se ubica en el conjunto de países con bajo desarrollo democrático.
  • Según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico desaceleró, de 4% a 2,6% en 2013, debido a una menor inversión privada, una caída en la producción de café y un menor crecimiento de los socios comerciales. Sin embargo, la inflación se redujo de 5,5% a 5%, como resultado de un menor aumento en el precio de materias primas, una actividad económica más débil y una menor depreciación de la moneda. El déficit en cuenta corriente aumentó a alrededor de 9% del PIB, consecuencia de términos de intercambio menos favorables y una caída en las exportaciones de café. Esta realidad, mezclada con un déficit del sector público que alcanzó 7,6% del PIB en 2013 (4,2% en 2012), plantea retos para el nuevo gobierno (que comenzó a aplicar medidas para mejorar la disciplina fiscal).
Oportunidades para mejorar el desarrollo democrático

1.Generar procesos de construcción de ciudadanía.

2.Fortalecer el respeto de los derechos políticos y de las libertades civiles

3.Incrementar la lucha contra la corrupción

4.Fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas

5.Mejorar las condiciones de ejercicio de la libertad de prensa

6.Evitar caer en la formulación de medidas que amolden las instituciones a proyectos personalistas

7.Implementar políticas de empleo

8.Mejorar la asignación de recursos en las partidas presupuestarias en las áreas de salud y educación

9.Profundizar la lucha contra la pobreza

10.Implementar medidas de desarrollo económico

11.Optimizar la recaudación fiscal para avanzar hacia una mayor autonomía financiera

12.Generar clima favorable a las inversiones

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