IDD-Lat 2013

Brasil

 

 

IDD-Lat 2013: 5,053
Dim. II
Dim. III
Dim. IV
Social
Dim. IV
Económica
4,924
4,149
0,678
0,587

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Brasil sostiene su curva ascendente iniciada en 2004 y presenta una mejora con respecto al Índice de Desarrollo Democrático del año anterior, cercana al 3% (Grafico 3.11); pero esa mejora no alcanza para modificar su posición en el ranking, donde se mantiene ocupando el 8º lugar, ubicación que ya había obtenido por dos años consecutivos. Este resultado es el mejor de la serie, desde el 2002 hasta acá, superando el mejor puntaje que había obtenido en el 2003. Esta leve mejora en el desempeño se debe a la compensación que se produjo entre los crecimientos alcanzados en las Dimensiones II, III y en la Sub dimensión Económica, con la leve caída experimentada en la Sub dimensión que mide el desarrollo social. Por otro lado, esta puntuación de 5,053 puntos le permite situarse por encima del promedio regional y seguir integrando el bloque de países de desarrollo democrático medio. En esta medición, Brasil se acerca a los valores obtenidos por México, el otro país grande de la Región.
Pese a la ralentización del crecimiento de la economía más poderosa de América Latina y al fallo de la Corte Suprema que condenó a la cárcel a importantes líderes del oficialismo involucrados en escándalos de corrupción, la imagen de la Presidente Dilma Rousseff seguía creciendo en 2012 y rompiendo récords de popularidad.

Entre las razones mencionadas por los analistas, Rousseff logró mantener su imagen de enemiga de la corrupción y de buena gestora, principalmente gracias a que el estancamiento económico no se reflejaba hasta ese momento en un aumento en la tasa de desempleo, que se mantenía en su mínimo histórico, levemente superior al 5%.

“El Brasil que emerge de los últimos 10 años es un país más incluyente y sólido económicamente. El objetivo de mi Gobierno es profundizar estas conquistas”, destacó Rousseff, como balance anual a fines de diciembre de 2012; puntualizando que la crisis financiera internacional había aniquilado millones de empleos en naciones desarrolladas, pero con las medidas adoptadas en el país se logró lo contrario, fueron creados cerca de 19,4 millones de puestos de trabajo y sacadas 16,4 millones de personas de la pobreza extrema.

En la Dimensión II, Respeto de los Derechos Políticos y Civiles, la democracia de los ciudadanos, el país empieza a despegar de la zona de baja puntuación, ya que obtiene un mejor resultado con respecto al 2012 y su mejor valor desde 2002 (Gráfico 3.12). Aunque se ubicaba en toda la serie 2002-2012 en una meseta cercana a los 4 puntos, en esta última medición se acerca a los 5,000 puntos. Este año crece alrededor del 8%, retomando la curva de mejora que había iniciado en el período 2010-2011. A pesar de ello ha mantenido su ubicación en el ranking, ocupando nuevamente el 8º lugar.

Brasil presenta mejoras en los indicadores de Condicionamiento de la libertad por Inseguridad y Género y, fundamentalmente, recupera una mejor puntuación en el Índice de Derechos Políticos, situándose en niveles similares al resto de los países de la Región. Aunque está cada vez más cerca, en esta dimensión el país sigue sin alcanzar el promedio de la Región.                                       
Fortalezas
Debilidades
ØVoto de adhesión política
ØCondicionamiento de libertades por inseguridad

En Octubre de 2012, en Brasil hubo elecciones a nivel municipal, que tuvieron claros vencedores y derrotados. El mayor ganador fue el gobierno federal, que amplió el número de municipios ganados por partidos que lo apoyaban, y que conquistó grandes ciudades como San Pablo y Curitiba, arrebatadas al eje central de la oposición. Al mismo tiempo que la oposición continuaba su tendencia a debilitarse en cada elección a lo largo de toda la última década, perdiendo esta vez especialmente la capital paulista, pero también la paranaense y toda la región Sur, Sudeste y Centro-Oeste, donde no consiguieron elegir ningún alcalde en las ciudades capitales.

A nivel nacional avanzó claramente la base aliada, con dos de sus partidos fortaleciéndose: el PT y el PSB, debilitándose relativamente el PMDB. Hubo una cierta fragmentación al interior de la base aliada e incluso en el bloque opositor, pero nada que cambie la tendencia que se consolida a lo largo de la década, la hegemonía del bloque gobernante, mostrando al oficialismo como franco favorito para las elecciones de 2014. La derrota en San Pablo, con una nueva caída, ahora en su propio territorio, del dos veces candidato opositor a la Presidencia José Serra y la incapacidad para elegir siquiera a un alcalde en toda esa región, demuestra cómo la oposición se debilitaba también en sus sitios de mayor fortaleza.

Por otro lado, sumando errores del PT y campañas con fuerte apoyo de los gobiernos estaduales que conservaban los aliados del oficialismo, se produjeron derrotas del PT en varias ciudades importantes, entre ellas las de Belo Horizonte, Recife, Salvador y Fortaleza, como las más significativas.

Durante el 2012 entró en actividad la Comisión de la Verdad, inaugurada en mayo de ese año por la Presidente Dilma Rousseff, acompañada de todos los ex presidentes de Brasil desde el fin de la dictadura, que tiene como misión investigar los delitos cometidos durante el régimen militar (1964-85). "Brasil merece la verdad, las nuevas generaciones merecen la verdad y, sobre todo, merecen la verdad de los hechos aquellos que perdieron a amigos y parientes y que continúan sufriendo como si muriesen de nuevo y siempre cada día", dijo Rousseff, quien a su vez garantizó que la comisión no será movida ni por "odio" ni por "revanchismo" para llevar adelante sus investigaciones.

Con respecto a la seguridad pública, el gobierno de la presidente Rousseff ha tomado algunas decisiones polémicas con respecto a otros países vecinos. La Operación Ágata 5, desplegada por el gobierno para combatir la delincuencia y el narcotráfico en las fronteras con Paraguay, Argentina y Uruguay, generando recelos en la zona del operativo militar. Esta operación significó el envío de 10.000 soldados a la llamada Triple Frontera. "Es una operación transfronteriza que pretende, sobre todo, la represión de la delincuencia", dijo el ministro de Defensa brasileño, Celso Amorim.

El clima de violencia en las grandes ciudades continúa preocupando. El foco de preocupación es, en la actualidad, más San Pablo que Río de Janeiro. Allí se concentran los esfuerzos policiales y de las fuerzas de seguridad para promover un Brasil seguro con vistas al Mundial de Futbol de 2014 y a los Juegos Olímpicos.

Por otra parte, Dilma Rousseff anunció que su Gobierno realizará varias medidas de apoyo dirigidas a las comunidades de afrodescendientes y afirmó que la raíz de las desigualdades sociales que hay en el país tiene "raza, género y edad". En un acto celebrado en el Palacio presidencial con motivo de las conmemoraciones del Día de la Conciencia Negra, que Brasil celebra el 20 de noviembre, la mandataria indicó que la "desigualdad" y la "injusticia social" que vive Brasil tiene "raza, porque es negra" y "también tiene género, porque afecta sobre todo a las mujeres" y "tiene edad, porque los niños son víctimas".

El desempeño de la Dimensión III, Calidad Institucional y Eficiencia Política, democracia de las instituciones, ha sido positivo respecto al del año anterior (Gráfico 3.13), con una mejora nuevamente de casi un 10%. Alcanza los 4,159 puntos aunque todavía se encuentra lejos del mejor valor de la serie, que obtuviera en 2003. El incremento de este año lleva al país a mejorar su ubicación  en el ranking regional, ascendiendo una posición, pasando del 12º lugar al 11º. El país mejora sustancialmente dos indicadores, el Índice de Percepción de la Corrupción y el de Accountability, sin embargo, ambas variables todavía permanecen en valores bajos respecto de otros países de la región. El avance de Brasil es lento debido a que todos los indicadores mantienen niveles muy bajos, principalmente el de Desestabilización de la Democracia. El valor de la dimensión, aún, se mantiene alejado del promedio regional, como en casi todos los años de la serie.
Debilidades
Ø  Puntaje en el Índice de Percepción de la Corrupción
Ø  Accountability
Ø  Indicador de Desestabilización

No todas fueron buenas noticias para el gobierno de Rousseff. El "juicio del siglo" alcanzó su punto culminante en noviembre, cuando los magistrados del Superior Tribunal Federal (STF) anunciaron las penas dictadas contra los 25 condenados en el escándalo de pago de sobornos a legisladores por parte del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT). Entre los condenados, estaban tres importantes líderes del PT, incluso el ex ministro José Dirceu, quien comandó el Gabinete Civil de la Presidencia en los dos primeros años del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva y que tendrá que cumplir una pena de diez años y diez meses de cárcel. Esta ha sido la primera vez que políticos, acusados de corrupción, han sido condenados por la máxima corte judicial del país, cuestión que no impactó gravemente en el desempeño del PT en los comicios municipales de octubre. Terminó el año con otra muestra más de la intención de la Presidente Rousseff de combatir la corrupción en todos los niveles, cuando en noviembre, resolvió apartar de sus cargos a todos los miembros del gabinete de la presidencia en Sao Paulo, incluida la jefa de esa dependencia, Rosemary Novoa, ante sospechas de participación en un esquema de corrupción. Los involucrados, 18 en total, fueron apuntados por la Policía Federal como integrantes de una red de tráfico de influencias y corrupción en la sede regional de la Presidencia en Sao Paulo, en el marco de la Operación Porto Seguro.

En agosto, el gobierno hacía importantes esfuerzos para alcanzar un acuerdo con un sector de estatales en huelga desde mayo. Docentes universitarios de 57 casas de estudios iniciaron una huelga, que por entonces parecía aislada, pero posteriormente disparó una serie de paros que llegó a abarcar a más de 30 reparticiones públicas con cerca de un millón de empleados en todo el país. Las autoridades necesitaban descomprimir el conflicto ante la posibilidad de que afectara el desempeño del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones de octubre. Una marcha realizada en Brasilia, donde hubo duras críticas contra Rousseff y en la que participaron gremios de la Central Única de los Trabajadores (CUT) cuya dirigencia estaba afiliada al PT, había encendido las alarmas en el gobierno. En ese marco se produjeron dos paros inéditos, uno convocado por la entidad que nuclea a los diplomáticos y otro en el que los policías suspendieron el control de pasajeros en los aeropuertos internacionales. La primera huelga de la historia del Servicio Exterior brasileño se inició en junio, cuando se suspendieron las actividades en 130 misiones en todo el mundo. La medida fue luego levantada provisoriamente por el Sindicato Nacional de Funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (Sinditamaraty). También a fines de agosto, el gobierno debió ocuparse de destrabar la construcción de Belo Monte, que será, a partir de 2015, la tercera represa hidroeléctrica más grande del mundo. Debió intervenir la Corte Suprema de Justicia para suspender el fallo del tribunal regional federal de Pará que el 14 de agosto había ordenado interrumpir su construcción, por lo que las obras se reanudaron de forma inmediata. Antônia Melo, coordinadora del Movimiento Xingú Vivo para Siempre en Pará, teme que las tierras indígenas, hasta ahora "muy conservadas", sean afectadas.

El 2012 fue un año donde se produjo una escalada de tensión entre los militares y el Gobierno brasileño. El conflicto se inició en febrero, y llegó a su punto más alto en marzo con un comunicado del Club Militar en el que advertía que los uniformados no reconocían como autoridad al titular de Defensa, Celso Amorim, y en el que denunciaban que, por orden del funcionario, varios medios nacionales no habían publicado un manifiesto en el que se cuestionaba a la presidente Dilma Rousseff. Aunque se esperaba que la relación entre la mandataria y las Fuerzas Armadas fuera tensa por su pasado como guerrillera, el primer año de gestión había pasado sin sobresaltos. Eso cambió a comienzos de 2012 con la creación de la Comisión de la Verdad. En el documento se recordaba que parte de las críticas hacia Rousseff se debía a la situación salarial de los militares brasileños, aunque también se afirmaba que la creación de la Comisión de la Verdad es "un acto de revanchismo explícito que ofende a la Ley de Amnistía, con el beneplácito inaceptable del Gobierno actual".

En la Dimensión IV sus dos sub dimensiones tuvieron un diferente comportamiento: la Sub dimensión Social presenta una puntuación inferior a la obtenida en el 2012 (gráfico 3.14); mientras que la Sub dimensión económica presenta un avance.

La Mortalidad Infantil se mantiene en los niveles observados en años anteriores, a pesar de la decisión gubernamental de incrementar el gasto público en salud. Reducir el indicador de mortalidad infantil no es cuestión que se pueda generar de un año para el otro, sino que es resultado de políticas de largo plazo y aunque pareciera que Brasil está encaminado hacia ese rumbo, es necesario lograr resultados en corto plazo en esta cuestión que involucra la vida y el futuro del país. Los indicadores que muestran leves retrocesos son dos: el que mide el desempleo urbano, y el que mide el Gasto en Educación. La caída de Brasil ha sido casi del 40% en esta sub dimensión, aunque debido al comportamiento de los países que se encuentran en valores cercanos, no le significa modificar su ubicación en el ranking regional, donde sigue ocupando el 5º lugar, situación que se viene repitiendo desde el 2011. El valor obtenido en su “Capacidad para generar políticas que aseguren bienestar” superó al promedio regional en 0,678 puntos.
Fortalezas
Debilidades
Ø  Eficiencia en Salud
Ø  Eficiencia en educación
Ø  Población bajo la línea de la pobreza
Ø  Desempleo

"Se trata de una de las pocas naciones del planeta que puede exhibir avances concretos en la última década con la implementación de programas sociales", enfatizó Rousseff al resaltar que 40 millones de brasileños habían ascendido a la clase media, lo cual consideró como la mayor escalada de la historia en esta cuestión. La presidente explicó que estos avances muestran el combate a la desigualdad social, que constituye una de las prioridades de su gobierno. En reducción de la pobreza, Brasil hizo en 4 años lo que le tomó 15 al resto de América latina: la bajó casi 10 puntos, desde 38,2 % en 2002 a 29,6 % en 2006 (son 11,2 millones menos de pobres y 9,6 millones menos de pobres extremos). En mucho menos tiempo del esperado, Brasil cumple la meta del Millenial Development Goals (MDG), cuya primera condición es reducir a la mitad la población viviendo en pobreza extrema para 2015. Según el director del Instituto de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas, 27 millones de personas dejaron de ser pobres e ingresaron a la clase media en los últimos años. La Presidente, al referirse al desempeño de su gobierno en 2012, indicó que además de continuar con los programas sociales, la administración trabajaba para lograr competitividad de la economía nacional. Sin dudas, los avances más notables del gobierno se dan en el campo del pronunciado rezago social histórico de amplios sectores de la población: en 2012, el 96,7% de los 15,1 millones de niños beneficiarios de la Bolsa Familia superaron la frecuencia de asistencia escolar exigida por el programa. Con el plan “Mi casa, mi vida” se entregaron más de 970 mil viviendas en 2012 y se han comprometido dos millones más. Se estableció a fines de 2012 que los royalties de los futuros contratos de explotación del petróleo irían a la educación, lo mismo que la mitad de los ingresos del Fondo Social de los yacimientos del Pré-Sal.

Han tenido fuerte impacto en el consumo las medidas de gobierno tendientes a incrementar la demanda, tales como la reducción de la tasa de interés y la reducción de tarifas eléctricas. En este último caso, los consumidores lograron una reducción del 16,2% en sus cuentas de energía eléctrica. Para las industrias, la reducción varió entre 12% y 28%, dependiendo de la tensión eléctrica utilizada.

La Sub dimensión Económica, evidencia un incremento que la lleva a alcanzar el mejor valor de la serie (Gráfico 3.14). En este caso, esa tendencia positiva logra que Brasil cambie de posición en el ranking llegando al 6º lugar y mejorando un lugar con respecto al 2012. Este es el séptimo año continuo en que el país supera el promedio de la Región. Casi todos los indicadores presentan mejoras, salvo las variables de brecha de ingreso y de PIB per cápita.

En el campo de la economía, el gobierno inició el 2012 pronosticando un crecimiento económico del 4,5%, y para ello dictó sucesivos conjuntos de medidas de incentivo a la producción y el consumo, mediante millonarias renuncias fiscales. No obstante, esas acciones no han sido suficientes para evitar el impacto de la crisis internacional sobre la
Fortalezas
Debilidades
Ø PIB per cápita
Ø Endeudamiento
Ø  Brecha de Ingreso
economía del país que, según admitía el propio gobierno, cerró el año con un crecimiento en torno al uno por ciento, menos de la mitad del modesto índice del 2,7% registrado en 2011.

Por otra parte, la inflación, una de las grandes preocupaciones del gobierno de Dilma Rousseff, se situaba en torno al 5,6% en el promedio de los 12 meses de 2012. La tasa se mantiene dentro de la banda de tolerancia estipulada por el Banco Central para el período 2012-2014. La autoridad monetaria establece un máximo de 2 puntos por encima o por debajo de la meta de 4,5% anual, y el 5,6% de 2012 se encuentra dentro de esos valores.

La cuestión de la competitividad se constituyó en uno de los temas de mayor preocupación durante el 2012. La Confederación Nacional de Industria dio a conocer un informe sobre la competitividad de Brasil en relación a un grupo de naciones con características económicas similares (Brasil, Argentina, México, Colombia, Rusia, Polonia, Sudáfrica, Chile, India, España, China, Australia, Corea del Sur y Canadá). El resultado encendió luces de alarma: la República Federativa del Brasil se ubicó en el ante último puesto, solo por delante de la Argentina.

Aunque no hay estudios recientes, Brasil progresa en la tarea de revertir la desigualdad que caracterizaba su estructura económica y social, según un estudio de Ricardo Paes de Barro, del IPEA, entre 2001 y 2006 se había producido una baja sostenida en la desigualdad. El ingreso per cápita del 10 % más pobre sube un 11 % promedio por año (4 veces el promedio nacional, que es de 2,6 %). El ingreso del 10% más pobre subió 50%, mientras que el ingreso del 10% más rico subió un 7% en los últimos 5 años. No fue sólo consecuencia de la política social. Una macroeconomía ordenada, con un crecimiento moderado en un contexto de baja inflación, movilizó las fuerzas del mercado incorporando trabajadores al mundo formal de los ingresos laborales. En Brasil, es como si los pobres vivieran en un país de alto crecimiento. Para bajar la desigualdad y la pobreza, además de crecer y ampliar el volumen de trabajo, se requieren políticas para que suba la participación en el ingreso de los más pobres. En concordancia con el derecho que todo ciudadano tenga un ingreso mínimo para vivir, Brasil realiza transferencias directas a los más pobres: el 57% de los brasileños viven en una familia que recibe algún tipo de ayuda, lo que representa un alto grado de cobertura de la política social. Un 23% de los brasileños viven en un hogar al que llega el Bolsa Familia, el plan social más grande del mundo.


Sin embargo, Brasil, que empezó el año desplazando al Reino Unido como sexta potencia económica del mundo, aún tiene 11,6 millones de personas viviendo en favelas (un 6% de su población), y es el segundo país más desigual del G-20, según un estudio titulado, "Olvidados del G-20",de Oxfam. Sólo Sudáfrica es más desigual que Brasil entre los 20 países más desarrollados del mundo. De todos modos, el informe hace referencia a Brasil también como uno de los países donde el combate a la pobreza fue más eficaz en los últimos años. Si Brasil creciera de acuerdo con las previsiones del FMI, la tendencia de reducción de la desigualdad se mantendría, pudiéndose reducir en casi dos tercios hasta 2020. Brasil tiene por tanto una importante agenda pendiente en esta área.

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