IDD-Lat 2011

Bolivia

En esta edición del Índice de Desarrollo  Democrático, Bolivia ha mejorado  nuevamente su puntuación y  esta vez un 8% respecto al año anterior  (Gráfico 3.6). Por ello ha vuelto  a subir en el ranking regional, en  esta oportunidad asciende una posición,  pasando al 12º lugar. Este movimiento  se produce no sólo por su  avance en el puntaje de algunas de  las dimensiones, sino también por  una pequeña caída del promedio de  la región y por el retraso de algunos  países que se encontraban próximos  a la baja puntuación boliviana. En  el IDD-Lat 2011 alcanza un valor de  3,326 puntos y aún sigue muy por  debajo del promedio; por lo tanto,  continúa en la franja de países con  bajo desarrollo democrático.  Este comportamiento de Bolivia  con respecto al Desarrollo Democrático  2011 se da en el marco de la  gestión del reelecto presidente Evo  Morales, quien tomó posesión para  un segundo mandato, hasta 2015.  Morales juró con el puño izquierdo  en alto y el brazo derecho en el corazón  –“por la patria y el pueblo”–  desempeñar el alto cargo para el  cual fue electo en diciembre de 2009  con un 64% de los sufragios. Recibió  las insignias patrias: un medallón y  la banda presidencial, que por primera  vez desde 1825, lleva junto al  escudo nacional una bandera “whipala”,  que simboliza a los pueblos  indígenas. El mandatario –que en  su primer periodo nacionalizó los  hidrocarburos y las telecomunicaciones–  anunció que avanzará hacia  la “refundación de Bolivia”.  • Referente a la Dimensión Respeto  de los Derechos Políticos y las  Libertades Civiles, el Gráfico 3.7  pone en evidencia que su puntuación  es inferior en un 6%, en relación  con el año 2010, quebrando  el ritmo de recuperación que había  practicado desde hace dos años.  Esto es producto de retrocesos en  los indicadores de participación  electoral, en su puntuación en el  Índice de Libertades Civiles y el de  Condicionamiento de las Libertades  por Inseguridad. El que mide el  Respeto de los Derechos Políticos  se ha mantenido estable, mientras  que la variable que mide la participación  de Género en el Gobierno ha  crecido con respecto al año anterior. 

A pesar de esta disminución de su  puntuación permanece en el mismo  lugar en el ranking, ocupando el 7° lugar. Pese a su lugar en el ranking  regional, Bolivia no logra aún superar  el promedio de la Democracia de  los Ciudadanos latinoamericana.  El partido del presidente boliviano  logró ganar, en abril de 2010, en  seis de las nueve regiones en elecciones  para gobernaciones autónomas,  resultado que, sin embargo,  ratificaba la oposición focalizada en  Santa Cruz, Beni y Tarija, donde se  concentra el grueso de la riqueza  nacional. El oficialista Movimiento  Al Socialismo (MAS) ratificó su hegemonía  en La Paz, Oruro, Potosí  y Cochabamba, mientras añadió  Chuquisaca y Pando, plazas que en  el pasado estuvieron al servicio de  la oposición. Los tres primeros departamentos  son, desde el primer  mandato de Morales (2006-2010), el  principal bastión de la oposición y,  junto a Pando, formaron la llamada  “media luna” antagonista a Morales.  El presidente se proponía ganar en  siete de las nueve regiones bolivianas,  pero no lo logró. En el recuento  para alcaldes, la oposición había  triunfado en La Paz y Santa Cruz las  plazas más fuertes del país. Morales  logró una estrecha victoria en El  Alto, además de triunfar también en  Cochabamba  y Cobija.

O sea, solamente  logró tres de las diez alcaldías  más importantes del país, perdiendo  también en Oruro, ciudad de la que  el presidente es nativo y que hasta  la fecha se consideraba como uno de  sus bastiones.  Ésta es la primera elección en  la historia boliviana que unge gobiernos  autónomos en los departamentos,  amparados en la nueva  Constitución que rige desde 2009  luego de su aprobación en un referendo.  Hasta entonces eran prefecturas  dependientes del Poder  Ejecutivo. El complejo panorama  polarizado que emergió de las urnas  fue presagiado por el vicepresidente,  Álvaro García, quien había estimado  que tal escenario prevalecería en las  regiones, con votos divididos entre  oficialismo y oposición. “Va a haber  una estructura representativa en el  concejo municipal y la asamblea legislativa  bastante dividida”, aunque  había señalado que ello debía obligar  a alcaldes y gobernadores a mejorar  los mecanismos de concertación. 

• En la Dimensión Calidad Institucional  y Eficiencia Política, Bolivia continúa con su curva ascendente, acercándose  al mejor valor de la serie obtenido  en 2004 (Gráfico 3.8). Ha  podido escalar cuatro lugares en el  ranking, aunque no tanto por mérito  propio sino por una baja del promedio  regional en esta dimensión,  que pasó de 4,822 a 4,417. Ha tenido  un incremento en su puntuación  en más de 20% a pesar de seguir  sufriendo castigo por el factor de  anormalidad democrática. Algunos  valores han sido peores con respecto  al año anterior, tales son los  casos del Índice de Percepción de la  Corrupción y el de Accountability. Es  importante destacar que el indicador  de Desestabilización ha tenido una  muy buena mejora (más de 50%),  porque no se han registrado víctimas  de la violencia política; a pesar  que el número de conflictos sociales,  paros, huelgas y movilizaciones se  intensificó gradualmente y el 2010  fue el de mayor actividad conflictiva  de los últimos cuarenta años (más  de 750 conflictos hasta noviembre  de 2010) y es sólo comparable al  momento más conflictivo de los años  ochenta en el periodo de gobierno de  la Unidad de Democracia y Popular  (UDP). No fueron conflictos en contra  del presidente Morales, que hayan  querido derrocarlo, pero sí obligarlo  a ir por un camino que no había sido  trazado previamente. Entonces hubo  un gobierno con iniciativas que temió  discutirlas y no pudo aplicarlas  porque, llegado el momento, tuvo al  frente una fragmentación enorme  de su base política, de campesinos,  maestros, obreros y profesionales  que estuvieron movilizados en las  calles, no tanto por las leyes sino  por reivindicaciones concretas: un  puente, una fábrica, una promesa  electoral aquí y otra promesa allá. 

En este segundo periodo de Evo  Morales se visualiza un gobierno con  gran peso político, con gran control  de los aparatos del Estado, pero con  débil capacidad para debatir y una  menor capacidad para ejecutar planes  y llevar a cabo sus políticas.  La actividad del narcotráfico creció  en Bolivia y el gobierno no parece  contar con elementos ni voluntad  para frenar esa situación creciente.  No hay que olvidar que las bases  del propio gobierno son fundamentalmente  los sectores cocaleros que  presionan por ampliar sus cultivos de  coca. A eso se suma la dificultad para  controlar efectivamente la actividad del narcotráfico, que, por cierto, es  muy diferente de la de producción  de coca. Durante 2010 incluso el  presidente Morales se vio en la necesidad  de reclamar a los cocaleros  un mayor control sobre los cultivos  que excedían las cuotas establecidas  por ley. Bolivia destruyó la cifra récord  de 8,200 hectáreas de cultivos  excedentaria, en campaña contra el  crecimiento excesivo de plantaciones  de la hoja, principal insumo para la  elaboración de cocaína. Hacia fin de  2010 fuerzas de seguridad bolivianas  y productores de coca se enfrentaron  violentamente en Palos Blancos, una  localidad al norte de La Paz, durante  una operación de erradicación de  cultivos ilegales.  Finalizó el año con una polémica  medida de incremento generalizado  de combustibles y el anuncio de  nuevas medidas para contener la especulación  del comercio de bienes y  servicios, motivada por ese aumento. 

El país se convulsionó con el incremento  de precios de diversos bienes  en medio de la incertidumbre y de  ciudades semiparalizadas por el paro  sindical de choferes, generado en  respuesta al alza de gasolinas y diesel  ordenada por Evo Morales. Deinmediato,  se replicó en los pasajes del  transporte público, en las comidas de  restaurantes y en los alimentos comercializados  en los mercados populares,  entre otros sectores formadores  de precios. Aun los materiales de  construcción, entre ellos el cemento,  experimentaron alzas de entre el 20  y 50% de su precio original.  “No estoy cuidando mi imagen  política, lo que estoy haciendo es  cuidar la economía del país”, afirmó  el dignatario en su mensaje del 29  de diciembre en el que anunció un  aumento salarial por sectores que  intentaba paliar los efectos de los  aumentos de precio. Los sectores  beneficiados con un incremento salarial  de 20% fueron: salud, educación,  policía y fuerzas armadas.  Pese a ello, el año finalizó en medio  de una enorme conmoción política  y social. 

• En la Dimensión IV, de Resultados de  la Gestión Democrática, Bolivia ha  descendido fuertemente en el Subíndice  Social, alcanzando el puesto  9° en el ranking, bajando un lugar,  y se vuelve a ubicar por debajo del  promedio regional (Gráfico 3.9). Y  ello se debe a que los indicadores  relacionados con Gasto en Salud y  Desempleo han mostrado  un importante  retroceso. Dos indicadores  han mejorado, y son importantes  en cuanto hablan de la eficiencia  en salud y en educación; ellos  son: Mortalidad Infantil y Gasto en  Educación. La inversión pública en el  sector educativo es una herramienta  fundamental del Estado para promover  una mayor igualdad de oportunidades  a lo largo del ciclo formativo  de niños y jóvenes y para cerrar las  brechas de logros por nivel, según  el origen socioeconómico de los hogares.  La evidencia demuestra que  cuanto mayor sea el grado de incorporación  de la población infantil  y juvenil a los distintos niveles de educación y se universalice su progresión  hacia ciclos superiores, mayor  será el efecto redistributivo del  gasto en educación.  El Estado Plurinacional de Bolivia  registra una evolución del gasto social  más bien desvinculada del crecimiento,  aunque esto implica no sólo  la defensa del presupuesto de los  servicios sociales en momentos de  contracción económica, sino también  expansiones de éste que no se condicionen  con el nivel de crecimiento  (muy inferiores o muy superiores). El  Estado boliviano ha incentivado el estudio  en la niñez de áreas urbanas y  rurales mediante la otorgación de recursos  económicos a estudiantes de  primero a octavo de primaria con el  fin de disminuir los índices de deserción  escolar. El Bono Juancito Pinto,  que otorga 200 bolivianos anuales,  ha beneficiado en 2010 a más de  1,9 millones de niños para incentivar  su permanencia en las aulas. Este  Bono, que lleva el nombre de un niño  de doce años que murió defendiendo  Bolivia, y su pendón en la Batalla del  Alto de la Alianza, durante la guerra  del Pacífico (1879-1880) que enfrentó  a Bolivia aliada de Perú con Chile,  logró la permanencia de los estudiantes  en las aulas y también incrementó  la matrícula escolar en los últimos  años. El 60% de los escolares que  reciben ese bono se encuentra en el  área urbana y el 40% restante en el  área rural. 

• En la Subdimensión Económica,  aunque Bolivia mejora levemente,  continúa siendo el país de peor  comportamiento en esta materia y  sigue ocupando el último lugar del  ranking. Revierte la caída de 2010 y  logra alcanzar el nivel obtenido en la  medición de 2009 (Gráfico 3.10).  Son pocos los indicadores que  han presentado un peor desempeño  y ellos son los que miden Brecha de  Ingreso y Nivel de Endeudamiento.  Como parte de esa mejoría, el  presidente Evo Morales anunció que  la economía boliviana registró un superávit  fiscal de 2% en 2010; a su  vez, el índice anual de inflación se situó  en 7,1%. El secretario general de  la Central Obrera Boliviana (COB),  Felipe Machaca, lamentó que el gobierno  asuma un doble discurso al  mencionar que existe superávit fiscal  en las arcas del Estado, y por el  otro lado, insiste en un “gasolinazo”.  “Si hay plata por qué el gobierno no subvenciona los productos de la canasta  familiar del pueblo boliviano,  que es lo fundamental, pero quiere  seguir atentando a las familias pobres  con gasolinazos”, manifestó.  Finalmente, el presidente Morales  destacó que el crecimiento del PIB  de 2010 superará el 4% y explicó  que los fenómenos naturales, como  la sequía y el paro que se dieron en  el departamento de Potosí, impactaron  negativamente en las cuentas  nacionales. Se estimó que en 2010  el PIB del Estado Plurinacional de  Bolivia crecerá un 3,8%, lo que supone  una superación cercana a 0,4  puntos porcentuales por encima de  los niveles de 2009. 

En el segundo trimestre de 2010  la tasa de desempleo urbano se  ubicó en un 6,03%, es decir, fue  1,70 puntos porcentuales más baja  que en el mismo periodo de 2009.  Asimismo, la cuenta corriente de  la balanza de pagos cerrará con  un superávit mayor al registrado  en 2009, debido principalmente a  un superávit  en la cuenta comercial  y un aumento en las remesas del  exterior. En cambio, las cuentas del  sector público no financiero cerrarán  con un déficit por primera vez  desde 2005.  Este 2010, el Informe de Desarrollo  Humano (IDH) de Naciones  Unidas trajo buenas noticias para  Bolivia. Indicaba que la clase media  había crecido de 30 a 36% y que  138 mil ciudadanos dejaron de ser  pobres para ubicarse en el estrato  medio. El informe destacó que  entre 1999 y 2007 la clase media  se amplió de 2,4 a 3,6 millones de  personas, de los cuales 40% eran  indígenas. Sin embargo, esta nueva  clase media es precaria porque  sus ingresos son aún bajos y es por  ello vulnerable a cualquier choque  o sobresalto económico. Sin embargo,  Bolivia tiene otra asignatura  pendiente: la desigualdad. De  hecho, en los últimos treinta años  no se ha reducido la brecha entre  ricos y pobres. Actualmente, según  el Informe, el 20% más rico de la  población concentra el 60% de la riqueza,  mientras que el 20% más pobre  sólo accede al 2% de la riqueza.  En la década de los setenta del siglo  pasado, la relación era prácticamente  la misma. Según el documento,  quienes reciben el mayor golpe de  la desigualdad son las mujeres indígenas  y pobres del área rural. 

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