IDD-Lat 2011

Argentina


Desde 2002 hasta la medición de este último año, Argentina no ha tenido un desempeño estable. En efecto, inicia la serie por encima del promedio de la región, para descender al año siguiente, obteniendo la peor puntuación del decenio, como  producto de la grave crisis 2001- 2002. A partir de 2004 comienza su curva ascendente, con un pequeño descenso en 2008, remonta en 2009, en la medición 2010 cae más de 3% y en la actual se vuelve a producir una caída de 12% (Gráfico 3.1). Sin embargo, logra mantenerse por encima del promedio de la región, formando parte del grupo de países de desarrollo democrático medio. Pese a su caída en la puntuación, continúa en el 6º lugar del ranking de los dieciocho países latinoamericanos y dentro de la zona MERCOSUR se posiciona detrás de Chile y Uruguay.

Es necesario destacar que el retroceso de este año se origina, nuevamente, en sus peores comportamientos de las Dimensiones II (Derechos y Libertades, donde el país se ubica en el 4° lugar); III (Calidad Institucional y Eficiencia Política, ya que cae nuevamente y se ubica en el 16° lugar), y Subdimensión Económica, mientras que la Subdimensión que mide la Capacidad para Generar Políticas que Aseguren el Bienestar es la única que muestra mejores resultados. El año de nuestra medición fue el del festejo del Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810.   La movilización popular sorprendió a la dirigencia política porque la gente participó activamente, acompañó sin banderías partidarias ni sectoriales y evitó en todo momento cualquier significación política con su presencia. 

El 10 de julio se levantó el corte del puente sobre el río Uruguay, en la ciudad de Gualeguaychú, y se permitió otra vez el tránsito con la República Oriental del Uruguay, revirtiendo un proceso de más de tres años y medio de anormalidad en el tránsito de personas y comercio por el paso terrestre más importante entre ambos países. En una sociedad habituada a los cortes de calles y rutas por reclamos de todo tipo, en esta oportunidad no todos fueron por protestas; la circulación de vehículos también se vio afectada por festejos, tales como el del Bicentenario, que durante cinco días generaron la concurrencia de más de 10 millones de personas en la Avenida 9 de Julio, así como aquel por la promulgación de la Ley de Medios Audiovisuales o la Ley de Matrimonio Igualitario, que también fueron causa de la interrupción del tránsito en el centro de la capital argentina. El fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, fue otro de los hechos significativos del año 2010.  

• En relación con los indicadores que conforman la Dimensión Derechos Políticos y Libertades Civiles, se observa que presentan valores más bajos que en la medición anterior, lo cual produce una caída de la puntuación de más de 6% en esta dimensión del desarrollo democrático. No obstante, Argentina sigue ocupando el 4° lugar del ranking y continúa en un nivel por encima del promedio regional (Gráfico 3.2). Al igual que en muchos países, el indicador Condicionamiento de Libertades y Derechos por Inseguridad no logra avances. Los indicadores que tienen mayor impacto en la variación negativa de esta dimensión han sido el ya mencionado Condicionamiento de Liber tades y Derechos por Inseguridad y, llamativamente habiendo una mujer al frente de la presidencia de la Nación, el de Género en el Gobierno. Los piquetes y cortes de calles, avenidas y rutas se multiplicaron durante 2010. Colegios tomados, usurpación de terrenos públicos y privados estuvieron a la orden del día en todo el ámbito de la ciudad capital, su entorno urbano y en varias provincias. Culminó el año con la ocupación del Parque Indoamericano, en Buenos Aires, que además de severos disturbios y muertos generó cambios en el gabinete nacional con la designación de una mujer, Nilda Garré, como ministra de Seguridad.   

• En la Dimensión Calidad Institucional y Eficiencia Política, el puntaje obtenido es bastante menor al logrado el año anterior, casi en un 45% (Gráfico 3.3), debido a que todos los indicadores han sufrido un deterioro. El indicador Participación de Partidos Políticos en el Poder Legislativo se ha mantenido como uno de los peores valores de Latinoamérica, lo que significa que sigue manteniéndose la fragmentación del Poder Legislativo. En esta dimensión, Argentina continúa ubicada bastante por debajo del promedio regional, y se encuentra entre los países menos desarrollados. La caída de sus indicadores ha producido que descienda un escalón más en el ranking, ocupando el 16° lugar entre los dieciocho países de la medición. Esto se debe fundamentalmente al descenso de los indicadores de Accountability, en la esfera social, particularmente dentro de este indicador complejo por el comportamiento de las variables de Condiciones para el Ejercicio de una Prensa Libre y de Desestabilización, donde se reflejan también las víctimas de la violencia política. El 20 de octubre de 2010, durante una protesta sindical, una bala había alcanzado a un militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, y habría de convertirlo en una víctima fatal de la violencia política. Las imágenes de su agonía recordaron que esa violencia, que muchos caracterizaban como un recuerdo del pasado, seguía transitando la actualidad de los argentinos. Con respecto al indicador Condicionamiento a la Libertad de Prensa, en el último informe de la organización Freedom House, Argentina baja cuatro lugares, como expresión clara de uno de los indicadores más importantes de la salud institucional de los países. La controversia entre el gobierno kirchnerista y los medios de comunicación, centrada en el ataque gubernamental contra la posición monopólica del Grupo Clarín –también accionista mayoritario de Papel Prensa, la principal empresa dedicada a la fabricación del papel para diarios–, no cesó durante todo el año. 


Como otro símbolo de este clima de intolerancia, en septiembre era asesinado a puñaladas Adams Ismael Ledesma, trabajador social y periodista boliviano de cuarenta y un años, director del nuevo canal por cable Mundo Tv Villa y corresponsal del diario
Mundo Villa, dirigido a los inmigrantes bolivianos, paraguayos y peruanos.   Entre la derrota electoral del 28 de junio de 2009 y diciembre de ese año, el oficialismo había logrado reconstruir su poder, y la sanción de la ley de medios había sido la evidencia más relevante. Pero en el último mes perdió el control del Congreso al asumir los nuevos legisladores. En enero de 2010 la negativa del presidente del Banco Central de convalidar el pago de la deuda con reservas sin autorización del Congreso, produjo una crisis institucional. Fallos controvertidos y legisladores que habían dejado de ser dóciles, mostraron entonces un Ejecutivo que encontraba límites en cuanto al ejercicio del poder. Los efectos de la derrota electoral parecían tener efecto medio año más tarde. Esta crisis había demostrado que la independencia entre los tres poderes se estaba restableciendo y que el kirchnerismo podía haber iniciado su declinación como fenómeno político dominante entre 2003 y 2011, lo que se expresaba en las encuestas con una sensible baja en la popularidad del presidente y de su esposa, quien indiscutiblemente lideraba la fuerza política oficialista. Pero el kirchnerismo logró una gran capacidad de recuperación en términos de poder; de abril a agosto incluido, fue incrementando su intención de voto en los sondeos, al mismo ritmo en que la economía se recuperaba rápidamente. La oposición, como expresión de la mayoría de sus diputados, sancionó proyectos importantes para limitar el poder del Ejecutivo y desmontar el hiperpresidencialismo, tales como la modificación de la regulación del uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), y la reforma del Consejo de la Magistratura. Sin embargo, el oficialismo fue tejiendo alianzas en el Senado y esta Cámara actuó al neutralizar la mayor parte de las iniciativas aprobadas por la oposición en diputados.

A princip
ios de agosto era claro que había recuperado la iniciativa política y que un triunfo oficialista en 2011 podía considerarse posible. A fines de agosto se abrió una crisis política, que culminó dos meses después con la muerte de Néstor Kirchner, ocurrida el 27 de octubre. El oficialismo se había estancado en los sondeos, y entre el 15 y el 27 de octubre el ex presidente perdió el control del Partido Justicialista al no lograr un rechazo mayoritario de gobernadores e intendentes del conurbano a la eventual candidatura presidencial del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. También se puso en evidencia que el control de la calle que ejercían a favor del gobierno los grupos para-oficiales, como las barras bravas de futbol, habían dejado de ser eficaces para esa tarea ante el crecimiento del conflicto social, y porque la madre de todas las batallas, que para Kirchner era el conflicto con el multimedios Clarín, se estaba perdiendo. El súbito fallecimiento del ex presidente permitió a su esposa una gran recuperación de imagen. Durante el mes de noviembre, un lenguaje más moderado en relación con el empresariado y la economía y en las relaciones internacionales del país, generaron la imagen de que Cristina, sin Néstor, implicaba un giro al centro. La presidenta parecía recuperar aquella imagen que proyectaba en la campaña electoral de 2007 que la había llevado al poder.  

• En la Dimensión Ejercicio de Poder Efectivo para Gobernar, en la Sub dimensión Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Bienestar, Argentina ha mejorado con respecto al año anterior, logran
do la mejor puntuación histórica, como queda reflejado en el Gráfico 3.4, y esto ha sido producto del crecimiento de todos los indicadores que componen la subdimensión. Su buen comportamiento en el conjunto de indicadores sociales produjo no sólo el avance de dos lugares en el ranking, sino también porque ahora ocupa un destacado 2o lugar en la región, superado solamente por Uruguay. La decisión de poner en marcha la Asignación Universal por Hijo, la ley que estableció la movilidad jubilatoria con dos aumentos anuales y los diferentes programas de Desarrollo Social y Trabajo fueron puntales en ese camino hacia el desarrollo social. Según el documento “Panorama Social de América Latina 2010” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL ), Argentina logró entre 2006 y 2009 una reducción en los niveles de pobreza, desde el 21% al 11,5%. El informe destaca que el país pudo lograrlo porque tiene un sistema de protección social bastante robusto y hubo una serie de medidas explícitas muy importantes. Efectivamente, al extender la asignación familiar a quienes no son elegibles para la asignación contributiva, ha sido uno de los instrumentos de política social más amplio y es posible que tenga un efecto sobre la pobreza y la distribución, como demuestran algunos estudios. Por su parte, la tasa de pobreza infantil (niños de 0 a 5 años), medida en términos monetarios, se redujo 54% entre 1990 y 2009. Con este dato, Argentina es el segundo país que mejor se desempeña en este indicador en la región, detrás de Chile.

• En la Subdimensión Capacidad para Generar Políticas que Aseguren Eficiencia Económica, el valor obtenido ha sido más bajo (Gráfico 3.5), pese a que algunos de los indicadores que la componen hayan tenido un comportamiento positivo, pero los indicadores de Brecha de Ingreso e Inversión generaron un promedio de comportamiento negativo. Del 7
lugar que ocupaba Argentina en el ranking regional de 2010, este año cae al 9o. Los indicadores del PIB per cápita, Libertad Económica y el que mide el Endeudamiento han mejorado. El tercer año de mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo caracterizado por el crecimiento económico, especialmente, en rubros como la industria, la construcción, el consumo y la demanda. Durante 2010, logró sortear la crisis global de 2008 y durante 2009 mantuvo indicadores favorables. Paralelamente a ese despliegue económico, el gobierno avanzó en el desendeudamiento y para ello utilizó las reservas del Banco Central, decisión adoptada al principio de 2010, año que terminó con un nivel excepcional en reservas, con más de 52 mil millones de dólares de acuerdo a los números oficiales del Banco Central.  

La economía argentina exhibió una intensa reactivación en 2010, con un crecimiento del PIB que habría superado el 8%, mientras que la tasa de desempleo disminuyó a cerca de 7,5% en el tercer trimestre. La reversión de los impulsos recesivos, que comenzó a manifestarse en la segunda parte del año anterior, respondió a factores tanto externos como internos. No obstante las incertidumbres remanentes en el contexto internacional, se observó una recuperación de la demanda de bienes exportables a raíz de la evolución de los mercados de productos agrícolas y del desempeño de las economías de grandes socios comerciales como Brasil. El fuerte repunte de la cosecha de granos, que en la campaña anterior se había visto afectada por una severa sequía, contribuyó de manera significativa, junto con las ventas de manufacturas, a inducir un apreciable incremento de las exportaciones (cuyo valor, sin embargo, no alcanzó los muy altos registros de 2008). Al mismo tiempo, el gasto interno se vio estimulado por el comportamiento del sector privado, así como por las políticas macroeconómicas y los programas sociales del gobierno.
 

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