IDD-Lat 2012
Resultados del desarrollo democrático Regional

En esta edición del IDD-Lat se manifiesta un cambio de rumbo de la curva del desarrollo democrático latinoamericano, mostrando, luego de 3 años ininterrumpidos de caída, un crecimiento del promedio, motorizado por un avance en la Dimensión de Derechos Políticos y Libertades Civiles y por la caída de Chile que hasta el año anterior establecía un valor absoluto superior.

Siendo que el mejor valor regional establece para el conjunto el punto de referencia metodológico contra el que se comparan el resto de los países, la caída de Chile, que se produce en todas las dimensiones, establece un valor de referencia menor que beneficia la ponderación del índice para el resto de los países. De este modo, el incremento del promedio es del 7,1%.

Como en todos los años de nuestra medición, Costa Rica, Chile y Uruguay se destacan del resto de los países por su alto desarrollo democrático con valores de 10.000; 9,962 y 9,612 respectivamente (Gráfico 1.1). Sin embargo Chile presenta peores resultados con respecto a la medición del 2011, descendiendo en un 0,4%. En el caso de Costa Rica y Uruguay, ambos países presentan mejores resultados, en el primer caso con un crecimiento de casi el 18% y en el segundo, con una mejora cercana al 8%.

Costa Rica presenta variaciones positivas en todas las dimensiones, salvo en la dimensión Respeto de las Libertades Civiles y Derechos Políticos; Uruguay también mejora en todas las dimensiones. En ambos casos el mayor avance se presenta en la Sub dimensión Social.

Perú, que había venido mejorando medición tras medición en los últimos siete años, quiebra esa tendencia y este año desciende en más del 6%. El país andino, junto a Panamá, Argentina y México y Brasil (éste último por segunda vez) integran el bloque que denominamos de “desarrollo medio”.

Grafico 1.1 Ranking del IDD-lat

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2012
Referencias:  Alto Desarrollo   Desarrollo Medio   Bajo Desarrollo    Desarrollo Mínimo

Costa Rica, Chile, Uruguay, Panamá, Perú, Argentina y México son los siete países que superan el promedio regional. O sea que once naciones, un 61% del conjunto de las dieciocho evaluadas, se encuentran por debajo de dicho promedio

El Salvador, Colombia, Paraguay y Honduras integran el bloque de países de bajo desarrollo. Este año este grupo está conformado por 4 países, mientras que en el 2011 estaba conformado por 7 países.

Este año no se destaca la caída de ningún país, salvo que dos países que venían progresando año tras año, como son los casos de Chile y Perú, son quienes descienden, fundamentalmente, por un fuerte retroceso en la Dimensión de Calidad Institucional y Eficiencia política.

Nicaragua y República Dominicana abandonan el grupo de bajo desarrollo para integrar este año, junto a Bolivia, Guatemala, Venezuela, y Ecuador el grupo de desarrollo democrático mínimo, que a partir de este año se conforma con 6 países, mientras que en el 2011 sólo 3 países formaban parte de él.

Período 2002-2012:

Después de haber alcanzado el valor máximo de la serie en la medición de 2009, con 5,238 puntos, el desarrollo democrático regional había presentado tres años consecutivos de caída. Este año alcanza los 4,925 puntos y quiebra la tendencia negativa, presenta un crecimiento de un 7,15%; aunque continúa en un valor inferior al mejor valor de la serie (ver Tabla 1.1).

Es interesante observar, tras once años de medición, el comportamiento promedio de los países en la serie (Gráfico 1.1.2).

Nuevamente destacan Chile, Costa Rica y Uruguay, por encima de los nueve puntos. Panamá, Perú, Argentina y México les siguen en un nivel alejado, pero todavía por encima del promedio regional.

Grafico 1.1.2  Promedio por pais -IDD-Lat 2002-2012

Tabla 1 América Latina (18 países) Serie de los puntajes obtenidos en el Índice

de Desarrollo Democrático, años seleccionados

País

2002

 

2005

 

2008

2009

 2010

2011

 2012

Argentina

5,247

 

4,337

 

5,731

5,852

5,657

4,986

5,664

Bolivia

4,150

 

3,528

 

2,843

2,593

3,079

3,326

2,733

Brasil

3,932

 

3,820

 

4,520

4,514

4,691

4,835

4,907

Colombia

5,254

 

2,993

 

4,660

4,053

4,305

3,692

3,968

Costa Rica

8,575

 

8,510

 

10,000

9,696

9,252

8,500

10,000

Chile

8,757

 

10,000

 

9,670

10,000

10,000

10,000

9,962

Ecuador

1,694

 

3,658

 

2,521

3,484

2,931

2,068

2,846

El Salvador

5,544

 

5,053

 

4,184

3,490

3,526

3,464

4,362

Guatemala

3,992

 

1,648

 

3,444

3,284

2,999

1,898

2,983

Honduras

3,107

 

4,332

 

4,408

3,859

2,537

3,230

3,328

México

6,340

 

5,522

 

6,135

6,490

5,455

4,925

5,373

Nicaragua

2,963

 

4,032

 

3,860

3,795

3,039

2,927

2,892

Panamá

8,309

 

6,918

 

6,503

7,191

6,127

5,142

6,048

Paraguay

2,255

 

4,493

 

3,861

3,860

3,621

3,636

3,806

Perú

4,352

 

3,126

 

5,020

5,587

5,765

6,067

5,696

R. Dominicana

 --

 

3,823

 

3,577

3,677

2,741

3,118

2,952

Uruguay

10,000

 

8,355

 

8,717

9,262

9,732

8,907

9,612

Venezuela

2,243

 

2,581

 

3,258

3,591

3,354

2,469

2,418

Promedio

5,101

 

4,818

 

5,162

5,238

4,934

4,622

4,975




























 

Fuente: Datos IDD-Lat 2002-2012. Se resaltan el valor más alto y el más bajo en cada año.

Para una mejor visualización de la evolución de los países en los once años de medición del desarrollo democrático en la región, presentamos a continuación la representación gráfica, agrupando a los países en bloques de acuerdo al grado de desarrollo alcanzado en 2012:

  • Alto Desarrollo: Son tres los países que se distinguen en todo el período por la excelente puntuación obtenida: Costa Rica, Chile y Uruguay (Gráfico 1.2). Entre ellos, a su vez, Chile destaca por haber ocupado el sitial de mayor desarrollo en 9 de los once períodos de medición.  
     



Grafico 1.2 Paises de alto desarrollo Democratico

 

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2002-2012

  • Desarrollo Medio: Los países de mayor peso económico y poblacional presentan un comportamiento muy desparejo que termina llevándolos a posiciones intermedias. En ese grupo se ubican por el resultado obtenido en el IDD-Lat 2012: Argentina, Brasil y México, además de  Panamá y Perú (Gráfico 1.3).

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2012.

  • Bajo Desarrollo: El grupo de países que integran  el grupo de  bajo desarrollo, (debajo de 4,5 puntos y encima de 3,0 puntos), está integrado este año por los siguientes países: El Salvador, Colombia, Paraguay y Honduras (Gráfico 1.4).

Grafico 1.4 - Paises de bajo desarrollo Democratico

NOTA: República Dominicana se integra a partir de año 2004
Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2012

  • El grupo de países de Desarrollo Democrático Mínimo, está integrado por Bolivia, Guatemala, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador y Venezuela (Gráfico 1.5). Con los valores obtenidos este año, Nicaragua y República Dominicana volvieron a este grupo. Ecuador y Guatemala forman parte de este grupo a pesar de ser los países que presentan mayor crecimiento con respecto al 2011. Venezuela vuelve a caer, al igual que en los dos años anteriores.

Grafico 1.5

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2012

Comparación 2012-2011

En el análisis de la evolución general del desarrollo democrático en relación con la medición del año anterior, destacan:

  • En el informe 2012, son seis los países (un 33%) que empeoran en sus valores de democracia del ciudadano, Dimensión de Respeto de Derechos y Libertades.
  • En tanto, cinco países (27,7%) empeoran en su democracia de las instituciones, Dimensión de Calidad Institucional y Eficiencia Política.
  • Por otro lado, en lo referido a los resultados de la gestión democrática, Dimensión Poder Efectivo para Gobernar, diez países (55,5%) empeoran su resultado en la Sub dimensión social.
  • En la misma Dimensión de resultados de la gestión democrática, pero en la Sub dimensión económica, sólo nueve países avanzan, por lo que un 50% de los países analizados no logrado una buena recuperación tras el rebote de la crisis de 2009.
  • En la evolución general del desarrollo democrático %u0335%u0336 que integra los resultados de todas las dimensiones %u0335%u0336 son seis los países (33%) que caen respecto de la medición del año anterior (Gráfico 1.6).

En relación con el comportamiento de los países, la evolución del IDD-Lat 2012 respecto del año anterior indica que los países que mejoran o se mantienen son: Costa Rica que alcanza el primer lugar; Argentina; Brasil (que continúa en suave ascenso con un 1,5% de mejora); Colombia; Ecuador, El Salvador; Guatemala que ha sido el país que más ha mejorado pero no logra escapar de la zona de desarrollo mínimo; Honduras; México; Panamá; Paraguay y Uruguay.

O sea que doce de los dieciocho países evaluados (un 66,6%) logró mantenerse o superar su performance del año anterior. Como ya se indicó, esa buena performance de muchos países se explica por la caída en valores absoluto de Chile, que funcionaba hasta el último año como el país más estable y de mayor desarrollo en la región.

Grafico 1.6 -Comparacion Valores 2011-2012

Nuestra metodología establece que el valor máximo no responde a un parámetro teórico de cada indicador, sino al valor alcanzado por el país de mejor comportamiento en la región. Al descender el país que fijaba el máximo en muchos de los indicadores (Chile) se produce un natural corrimiento hacia mejores valores para el resto de los países.

Merced a este comportamiento, se revierte la tendencia decreciente de desarrollo democrático que mostraba la región en años anteriores. Igualmente destacan positivamente la mejora en el promedio de la dimensión que miden la democracia de los ciudadanos 5,206 puntos, aunque el correspondiente a la democracia de las instituciones se mantiene en un bajo nivel con 4,779 puntos, aunque mejorando el promedio que lograba el año anterior (4,377 puntos).

Entre los países que tuvieron un comportamiento negativo, el máximo nivel de caída se observa en Bolivia (17,8%). En orden de caída le siguen Perú (6,1%); República Dominicana (5,3%); Venezuela (2,1%); Nicaragua (1,2%) y Chile (0,4%).

Los casos más llamativos son los de Chile, de fuerte impacto en la valoración del resto de los países por las razones ya explicadas, y el del Perú, que se había destacado en el período 2005-2011 por su trayectoria ascendente, que ahora se quiebra.

Dimensión de Derechos Políticos y Libertades Civiles – democracia de los ciudadanos

País

Dimensión II 2012

Chile

8,885

Costa Rica

8,340

Uruguay

7,618

Argentina

6,419

Panamá

5,905

Perú

5,700

Bolivia

5,307

Nicaragua

4,805

Brasil

4,553

El Salvador

4,471

Paraguay

4,407

México

4,354

Colombia

4,292

Ecuador

4,242

R. Dominicana

4,192

Venezuela

3,551

Guatemala

3,470

Honduras

3,204

Tabla 1.2. América Latina (18 países) Puntaje obtenido en la Dimensión II del IDD-Lat 2012
Fuente: Elaboración propia con base en IDD-Lat 2012

En la Dimensión que mide el desarrollo democrático desde la óptica del ciudadano, o sea desde las condiciones para que ejerza sus derechos y libertades, se observa una leve mejora (1,4%) después de dos años continuos de caída

Chile, Costa Rica y Uruguay, en ese orden, nuevamente lideran el ranking de esta Dimensión (Ver Tabla 1.2).

Argentina, Panamá, Perú y Bolivia completan el grupo que supera el promedio regional. Los restantes once países se ubican por debajo del promedio.

Si consideramos que nunca existe una satisfacción plena respecto del nivel del ejercicio de derechos y libertades del que disponemos, y que, pese a la mejora en el promedio, la mayor parte de los países se encuentran lejos del nivel que ostentan Chile, Costa Rica y Uruguay, los tres países de mejor desempeño, el desafío de alcanzar mayores libertades y derechos para sus ciudadanos es un objetivo de enorme importancia para gran parte de la dirigencia política latinoamericana.

En la comparación con el año anterior, la mejor evolución interanual la presenta Guatemala, que mejora casi un 26%, seguido por México que incrementa su índice en un 6% (Gráfico 1.7). A pesar de este crecimiento, Guatemala aún se mantiene con un nivel de desarrollo democrático por debajo del promedio de la Región, en esta dimensión. En el caso de México el incremento obtenido lo ubica en una posición mejor en el ranking con respecto al año anterior, aunque aún se mantiene en el grupo de países con bajo desarrollo democrático en lo que respecta a la democracia de los ciudadanos.

Las caídas más importantes en la comparación con los valores de 2011 se observan en República Dominicana y Brasil. El resto de los retrocesos son más leves, como son los casos de Honduras, Bolivia, Colombia y Chile.

Debemos destacar tres novedades que aparecen en la medición de este año

  1. Es menor la cantidad de países que han empeorado en esta dimensión con respecto al 2011. En la medición del año anterior fueron 11 los países que retrocedieron en la democracia de los ciudadanos; en cambio, este año son cinco.
  2. El promedio 2012 de la dimensión es superior al del 2011 en un 1,4%, alcanzando los 5,206 puntos.
  3. Pese a esa mejora en el promedio de la Dimensión, el indicador que mide Condicionamiento de libertades y derechos por inseguridad, empeora significativamente, ya que si lo comparamos con el mejor valor que fue el correspondiente al año 2005, ha registrado un deterioro de casi un 70%. Los indicadores que presentan mejores resultados son los que miden el Voto de Adhesión Política y el de Género, que nuevamente muestran un incremento significativo.







Grafico 1.7

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2011 y 2012.

Democracia de los Ciudadanos

Fortalezas

Debilidades

  • La participación política de la mujer es sostenidamente creciente, con tres países que tienen a mujeres ejerciendo la presidencia simultáneamente.
  • Se incrementa la participación ciudadana en los procesos electorales
  • Brasil y México por volumen, y Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, por intensidad de la violencia, sobresalen negativamente en la tarea de lograr una democracia de plenos derechos y libertades.
  • El nivel de criminalidad en algunos países se mantuvo relativamente estable, aunque crece la percepción de la inseguridad y la violencia.

Convivir con la inseguridad

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, en la reunión del G8 en París, en mayo de 2011, exponía: “El crimen y la violencia matan en nuestra región a más gente que el SIDA o cualquier otra epidemia conocida, y destrozan más hogares que cualquier crisis económica que hayamos sufrido. La situación ha llegado a tales extremos que hoy debemos reconocer que la falta de seguridad no sólo afecta directamente a la integridad física, la tranquilidad y el patrimonio de las personas, sino que constituye también una amenaza a la estabilidad, al fortalecimiento democrático, al estado de derecho y al desarrollo de todos los países de las Américas".

Ante la entidad que ha tomado la cuestión del crimen y la violencia en la región, es necesario puntualizar algunas cuestiones: en primer lugar, debemos diferenciar entre violencia ciudadana producto del delito común (Homicidios, robo a mano armada, etc.), de aquella que se produce por el accionar de las organizaciones criminales relacionadas con el narcotráfico; en segundo lugar y particularmente en relación con la violencia provocada por el delito común, se debe diferenciar la cantidad de delitos denunciados de la percepción ciudadana de la inseguridad.

Con respecto al delito común, a pesar que América Latina tiene una tasa promedio de violencia urbana por encima del 22%, casi como África y muy por encima de Asia, Europa y Oceanía; algunos países de la Región muestran números comparables a los de los países desarrollados. Chile, Argentina y Uruguay son los países con el menor índice de delitos en América latina, pero sin embargo el progresivo aumento de los homicidios y los robos ha provocado que la opinión pública sitúe este tema como el de mayor prioridad y preocupación, por eso, la percepción de inseguridad es más alta que lo que la tasa de delitos indica.

México, que no es el país de la Región que tenga la mayor tasa de homicidios, aparece ante la opinión pública como un caso extremo de violencia porque, en ese caso, lo que prima en los medios de comunicación a la hora de hacerse eco del número de homicidios, es la espectacularidad de los mismos, y el hecho que sean en muchas ocasiones asesinatos masivos. En tanto que, en aquellos países donde se observa la mayor tasa de homicidios (casos de Honduras, El Salvador y Venezuela, por ejemplo) la tasa de victimización (percepción de la inseguridad) es menor a la de los casos mencionados más arriba.

Lo que se ha ido extendiendo a un mayor número de países es el temor a que el crimen organizado se convierta en una amenaza real para los Estados de la región; no solamente porque es una de las principales fuentes de violencia, sino que además es responsable de un grave deterioro institucional que afecta a todo el aparato estatal (especialmente a los operadores de seguridad y de justicia) y en determinados espacios geográficos permea, hasta capturarlos, los más diversos círculos de la actividad económica, política y social.

La “guerra contra el narco”, aplicada por el gobierno de México, presenta algunas coincidencias con las políticas de “mano dura” con las que otros gobiernos enfrentan fenómenos de violencia e inseguridad diferentes, tal como sucede con las maras en Centroamérica y otras modalidades delincuenciales en el resto del Continente, el problema es que ninguna forma de crimen organizado se presta a ser considerado “enemigo del Estado”. De allí que el despliegue de fuerzas para combatirlo requiere ingenio, astucia y una gran cohesión moral y política.

Investigaciones sobre el fenómeno de las organizaciones criminales en la región, reflejan que es central la relación entre Estado y crimen organizado en todos los países. Las diferencias en cada caso son tanto los objetivos y los métodos de las partes, como los equilibrios relativos en esta relación.

Allí donde la violencia impera, la proliferación de actores violentos ha llevado a una reducción de los márgenes de presencia y autonomía del Estado. De allí que uno de los mayores retos es la recuperación de estatalidad, expresada en instituciones democráticas, en amplias zonas de Colombia, Centroamérica y México, pero también en favelas de São Paulo y Río de Janeiro en Brasil.

Reducir la violencia y el tráfico de drogas constituye uno de los enormes desafíos de la democracia regional

Dimensión Calidad Institucional y Eficiencia Política

País

Dimensión III 2012

Costa Rica

8,868

Uruguay

8,656

Chile

8,125

Panamá

6,430

Perú

5,709

El Salvador

5,318

México

4,807

Paraguay

4,693

Honduras

4,560

Colombia

4,408

Guatemala

4,385

Brasil

3,821

Nicaragua

3,566

R. Dominicana

3,455

Ecuador

2,839

Bolivia

2,806

Argentina

2,332

Venezuela

1,250

Tabla 1.3. América Latina (18 países) Puntaje obtenido en la Dimensión III del IDD-Lat 2012
Fuente: Elaboración propia con base en IDD-Lat 2012

En lo relativo a la Dimensión que analiza la calidad institucional y política de los países, en esta oportunidad Costa Rica logra avanzar hasta superar a Chile, quien no sólo pierde  el primer lugar que había ocupado el año anterior, sino que en esta medición cae al tercero. En la segunda ubicación se posiciona Uruguay (Ver Tabla 1.3).

Panamá, Perú, El Salvador y México completan el conjunto de 7 países que han logrado este año superar el promedio regional en esta Dimensión del desarrollo democrático

También en esta Dimensión, hay once países que se ubican por debajo de ese promedio.

El pronunciado déficit de calidad institucional y eficiencia política en la mayor parte de los países de la región se hace evidente en las puntuaciones que logran la mayor parte de los países de la región. Nuevamente sólo Costa Rica, Uruguay y Chile logran un valor destacado.

Las caídas más notorias se observan en Bolivia (29%), que cae en los indicadores de Accountability y de Desestabilización de la democracia, y Perú (17%), que presenta retrocesos en los mismos indicadores que su país vecino.

Los otros tres países que presentan una tendencia negativa, aunque en posiciones muy diferentes de desarrollo democrático, son: República Dominicana, Paraguay y Chile. En el primer caso la caída con respecto al año anterior es del 13% (Gráfico 1.8), fundamentalmente por los peores resultados en los indicadores de Puntaje en el Índice de Percepción de Corrupción y Accountability. En el caso de Paraguay el retroceso es producto de bajas en los indicadores de Participación de los Partidos políticos en el Poder Legislativo y en Desestabilización de la Democracia. Con respecto a Chile, el retroceso se produce por un peor valor obtenido en el indicador de Desestabilización, consecuencia de los episodios de conflictividad social que se produjeron durante el 2011.

Esta caída de Chile del primer lugar, al correr la cima de la medición hacia niveles inferiores, explica en buena medida tanto la mejora del promedio regional, como la escalada en el rendimiento de muchos países.

Podemos destacar como aspectos significativos de la medición de esta dimensión para el 2012:

  1. Sólo cinco países retrocedieron con respecto a los valores alcanzados en el 2011. En la medición del año anterior lo habían hecho 13 países. Es decir que en esta oportunidad las caídas representan el 27,8%, distinto al 72,2% del 2011.
  2. El promedio de la dimensión III ha subido por primera vez luego de dos años consecutivos de retroceso, alcanzando el valor 4,779, aunque sin alcanzar el mejor promedio que fue el obtenido en el 2006.
  3. La cantidad de países que superan el promedio regional es mayor de la que logró ese rendimiento en el 2011
  4. Ningún país fue castigado con el Factor de Anormalidad Institucional por primera vez desde que se mide el Índice de Desarrollo Democrático.




Grafico 1.8

Fuente: elaboración propia en base a los resultados del IDD-Lat 2011 y 2012

Ecuador, Guatemala y Panamá son los países que logran importantes mejoras en esta dimensión, aunque en el caso de los primeros dos no les alcanza para superar el promedio regional. Le siguen por su nivel de incremento, los casos de El Salvador y Colombia, que muestran importantes avances en esta dimensión. Tampoco en el caso de Colombia le alcanza para superar el promedio regional.

Democracia de las Instituciones

Fortalezas

Debilidades

  • En América Latina la democracia prevalece.
  • Ninguno de los países había vivido, en 2011 año base de nuestro análisis, quiebres institucionales que pongan en riesgo la democracia.
  • La cantidad de países que superan el promedio regional es mayor de la que logró ese rendimiento en el 2011.
  • Resurgen o emergen nuevos problemas de gobernabilidad, que se agravan por la debilidad institucional que afecta a algunos países
  • La tendencia de algunos líderes de la región hacia un personalismo mesiánico, que afecta la calidad institucional, la convivencia democrática y la fortaleza de los partidos.
  • Mayor riesgo democrático. El grupo de desarrollo democrático mínimo se duplicó y está integrado ahora por seis países: Guatemala, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, y Venezuela.
  • Ataques a la prensa y a expresiones disidentes

Libertad de informar e informarse

América Latina lleva, al menos, cinco años con un declive continuo en libertad de prensa debido al mayor acoso del crimen organizado y a las presiones de algunos gobiernos sobre los medios de comunicación críticos, según el informe 2012 de Freedom House. En su informe, basado en datos de 2011, solo dos de los países medidos en el IDD-Lat, logran obtener la categoría “libres” y ellos son Costa Rica (19) y Uruguay (26); tres se ubican en la categoría de “no libres”, Venezuela, 76; México y Honduras, 62 para ambos, y todos lo demás países son rotulados como "parcialmente libre". La llamativa salida de Chile como país "libre" se debió a los obstáculos que surgieron para los periodistas en la cobertura de las manifestaciones estudiantiles y de problemas medioambientales. En orden ascendente siguen a México y Honduras, Ecuador (58), que perdió seis puntos en un año, seguido de Argentina (50 puntos), Nicaragua (49), Bolivia (47), Panamá (46), Brasil, Perú (44), y El Salvador (40).

Este informe no surge de datos cuantitativos ni de una aproximación empírica acerca de la realidad de los medios, sino que refleja la percepción que se tiene, en cada uno de estos países, acerca de la libertad de prensa.

Pese a la situación de deterioro, no podemos sostener que en América Latina, en términos generales no hay libertad de prensa. Es sí un factor a considerar y que tiene cada vez mayor visibilidad, la creciente presión ejercida sobre los periodistas por parte de actores no estatales, principalmente por la delincuencia organizada, sobre todo en México y Honduras. México lleva la vanguardia junto a Brasil de periodistas víctimas de la violencia, número que registra anualmente la organización Periodistas sin Fronteras.

Otra tendencia es la presión que ejercen algunos gobiernos sobre los medios de comunicación, particularmente en Ecuador, y la hostilidad hacia la prensa en Venezuela, Chile, Argentina, Bolivia o Nicaragua, fundamentalmente contra aquellos medios que son pequeños y de alcance local y que no cuentan con una red de contención y de contraataque como los grandes grupos hegemónicos de comunicación, en algunos casos monopólicos, de los países mencionados.

En los últimos años, producto de una mayor concentración económica, las disputas entre grupos de “multimedia” y los organismos estatales promueven que se consolide la concentración de medios en pocas manos, privadas y estatales, con la consecuente desaparición de la diversidad de voces que enriquece el debate democrático.

Sólo el empuje de las nuevas tecnologías y la potencia de las redes sociales la contrarrestan, aunque su capacidad es mayor en la convocatoria para oponerse a regímenes autoritarios –un signo distintivo de esta época en todas las latitudes- que en la construcción de opciones políticas, que mejoren la calidad de la democracia.

Por otro lado, la creciente intervención de blogueros y twiteros rentados por los principales contendientes en el “espacio mediático” (el Estado, los grupos políticos, los multimedios, las empresas comercializadoras, e incluso el narcotráfico) va restando autenticidad a la libre expresión de la sociedad. Las empresas, grupos paraestatales, grupos políticos y organizaciones narcotraficantes han creado decenas de miles de cuentas falsas para inundar los foros de discusión y debate, generando desconfianza y atentando contra la calidad y diversidad de voces en estos nuevos medios de expresión.

La necesidad de generar condiciones para el funcionamiento de medios de comunicación, libres y plurales, sigue constituyendo un enorme desafío para la democracia latinoamericana.

Dimensión Poder Efectivo para Gobernar

  • Sub dimensión Desarrollo Social y Humano

País

Sub-Dim.  Social 2012

Argentina

2,632

Costa Rica

2,489

Uruguay

1,971

Chile

1,737

Brasil

0,889

México

0,109

Honduras

0,038

Bolivia

-0,050

Panamá

-0,353

El Salvador

-0,355

Paraguay

-0,643

Venezuela

-0,827

Colombia

-0,884

Perú

-1,030

Nicaragua

-1,073

Guatemala

-1,305

Ecuador

-1,371

R. Dominicana

-1,975

Tabla 1.4. América Latina (18 países) Puntaje obtenido en la Dimensión IV, Sub dimensión Social del IDD-Lat 2012
Fuente: Elaboración propia con base en IDD-Lat 2012

El primer aspecto saliente del análisis de la Sub dimensión Social es que se quiebra la tendencia positiva de los últimos años y se produce un generalizado deterioro en los indicadores que miden la calidad del desarrollo social y humano en la región. Por ello, sólo 8 países, es decir, menos de la mitad del conjunto analizado, han mejorado su puntuación con respecto al año anterior y entre ellos destacan por el nivel de su mejora, Costa Rica y la Argentina (Gráfico 1.9).

Entre los países que han obtenido una puntuación inferior a la de 2011 destacan por la gravedad de su caída Bolivia y Panamá.

El descenso que se produce en el promedio de esta sub dimensión (en valores absolutos ya que el indicador final se expresa como el valor excedente o faltante respecto del promedio de la región) se genera en la caída regional de los indicadores de Gasto en Salud (-7,56%), Empleo (-19,38) y Pobreza (-11,90).

A la preocupación por la caída del empleo, se suma la creciente presencia de la contratación de trabajadores en modo informal. Al menos un 50% de la población urbana ocupada tiene empleo informal, lo que implica condiciones laborales precarias, sin protección social ni acceso a los derechos laborales y en general con ingresos bajos.

El indicador de Mortalidad Infantil continúa con su curva positiva, al lograr una mejora de un 15% respecto del año anterior en el promedio regional.

Los indicadores de Educación presentan una leve mejora respecto de la medición anterior.

Brasil y México, los países de mayor importancia demográfica y económica de la región presentan también un retroceso en esta sub dimensión.

El impacto de la desigualdad y la violencia causan un círculo vicioso de pobreza, inseguridad y subdesarrollo, además de limitar la democracia y la libertad en América Latina y el Caribe, aunque –como ya se ha indicado- la inseguridad y la violencia generadas por el crimen organizado, reconoce causas y produce efectos diferentes. Los países con mayores inequidades de ingresos son más proclives a ser afectados por la violencia ciudadana que las sociedades más igualitarias. Por otra parte, como demostración del círculo virtuoso que genera el desarrollo democrático, el crecimiento con una mejor distribución del ingreso y mayor transparencia contribuyen a evitar la violencia y al logro de una mejor calidad de vida para todos los sectores de la sociedad.



Grafico 1.9

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Índice de Desarrollo Democrático 2011 y 2012

La Argentina, que lidera la sub dimensión Social este año, resultó el país de América Latina que mostró la mayor reducción de la pobreza desde el 2002 hasta el 2010, impulsado fundamentalmente por el fuerte crecimiento de la economía. Argentina disminuyó los niveles de pobreza en 36 puntos porcentuales en el período considerado, lo que la convirtió en líder regional en esta cuestión, seguida por Perú, con una reducción de 23,8 puntos porcentuales, y Venezuela, con una merma de 20,8 puntos.

O sea que el funcionamiento de la democracia ha traído a la región una mejora para los sectores más necesitados, aunque todavía falte camino por recorrer, y es un hecho destacable. Todavía son más del 70% los países que no alcanzan el promedio de esta sub dimensión y suman diez los países que han retrocedido con respecto al año anterior.

Las caídas más importantes son las protagonizadas por Bolivia y Panamá. Los incrementos más fuertes, como ya se indicó, son los alcanzados por Argentina y Costa Rica.

Argentina (2,632 puntos por encima del promedio regional), que alcanza el mejor valor de la serie desde el año 2002, Costa Rica (2,489), junto a Uruguay (1,971) y Chile (1,737) conforman un lote de cuatro países con alto desarrollo social. Brasil (0,889), México (0,109) y Honduras (0,038) completan el conjunto de siete países que logran superar el promedio regional.

Perú, Nicaragua, Guatemala, Ecuador y República Dominicana cierran el ranking regional de este año con valores que se ubican en más de 1,000 puntos por debajo del promedio, como expresión del alto déficit en desarrollo social de esos países.

Pese al quiebre de tendencia de este año en esta sub dimensión, con una caída que esperamos será breve, la mayoría de los países de América Latina ha atravesado el temporal económico internacional de 2009 con una resistencia renovada, y eso provocó que sus ciudadanos hayan ganado confianza en la calidad de la gestión económica de sus países. La expansión de los estratos medios y el papel de éstos como fuente de demanda interna han sido elementos sustanciales de la resistencia económica de la región. También los programas de transferencia condicional de dinero en efectivo, han reavivado la fe en la actuación pública entre los segmentos más vulnerables de la sociedad. En este contexto, los estratos medios vuelven a tomar un protagonismo económico y social que puede fortalecer los procesos de desarrollo si las condiciones de los mercados internacionales no generan mayores problemas en la región.

Al mismo tiempo, la democracia ha avanzado en numerosos frentes y los actores políticos han enfocado con mayor pragmatismo las políticas económicas. La alternancia de partidos de izquierda y de derecha en el poder ha sustentado la credibilidad política y ha evitado el pánico ante la posibilidad de giros políticos abruptos. Sin embargo, estos cambios implican que también las políticas deben cambiar. Las acertadas medidas del pasado pueden no ser ya las idóneas para un perfil poblacional que se ha transformado. Esto brinda la ocasión de renovar el contrato social, con la pretensión explícita de incorporar en él a los estratos medios.

Desarrollo social y humano

Fortalezas

Debilidades

  • El fuerte descenso de la pobreza en la región a partir de 2003 y el aumento del ingreso per cápita. 73 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza en los últimos diez años.
  • Fuerte crecimiento de la clase media, que ahora se sitúa en torno al 30 por ciento del total de la población.
  • La reducción de la Mortalidad Infantil continúa con su curva positiva.
  • La sub dimensión social presenta una caída del promedio regional.
  • Mercados laborales que generan empleos de baja productividad y sin protección social.
  • La consolidación de la inequidad en algunos países.
  • La caída regional de los indicadores de Gasto en Salud, Empleo y Pobreza.

Balance de los Programas de Protección Social no contributiva

Los programas de protección social no contributiva en América Latina operan en 18 países de la región y benefician a más de 25 millones de familias (alrededor de 113 millones de personas), es decir, el 19% de la población de América Latina, a un costo que ronda el 0,4% del PIB regional. La estructura básica de los Programas de Transferencia Condicionada (PTC), consiste en la entrega de recursos monetarios y no monetarios a familias en situación de pobreza o pobreza extrema que tienen hijos menores de edad, con la condición de que estas cumplan con ciertos compromisos asociados al mejoramiento de sus capacidades humanas. Los PTC pueden representar un paso hacia la constitución de sistemas amplios de protección social, fundados en nociones de inclusión y universalidad de los derechos.

Estos programas han funcionado suficientemente bien y han tenido los efectos esperados en grandes países con muchos recursos a disposición, como el Brasil, México y Argentina, pero esto no significa que puedan exportarse a todos los países con los mismos resultados, ni que deban constituir la prioridad de la inversión social, en especial en los países más pobres. En los países de menor desarrollo humano de América Latina, los PTC llegan a una porción pequeña de las familias en situación de extrema pobreza y los montos limitados de sus transferencias no logran sacarlas de esa condición ni acercarlas sustancialmente a la línea de indigencia.

Aunque se discute la racionalidad de una fijación demasiado estricta de condicionalidades, que puede generar una distinción poco afortunada entre “pobres merecedores y no merecedores de asistencia”, lo que choca con el principio de universalidad de la política social y violaría derechos humanos básicos con relación al aseguramiento de un nivel mínimo de vida, estos programas han tomado protagonismo en las políticas de ataque a la pobreza en la región.

Los programas constituyen la innovación más importante en el segmento de programas y de asistencia social en América Latina en los últimos 15 años. Sin embargo, es demasiado pronto para saber si el objetivo de largo plazo del programa, que consiste en elevar la competitividad global del capital humano de la región, tendrá éxito. Uno de los motivos es que el sistema de enseñanza en muchas partes de América Latina continúa estando atrasado respecto al de otros mercados emergentes. Además, la prosperidad económica actual de América Latina está más asociada a sus recursos naturales que a los recursos humanos, y su prosperidad en las próximas décadas dependerá del desarrollo de una fuerza de trabajo más competitiva e innovadora, lo que exigirá un sistema de enseñanza primaria y secundaria de mejor calidad, observan los especialistas.

Algunos analistas admiten que la exigencia de "condicionalidad" está siendo aplicada de manera desigual en algunos países. Estudios muestran que los avances en educación y salud cayeron de forma drástica en países como Ecuador y Honduras porque la obligatoriedad de frecuentar la escuela, por ejemplo, es menos rigurosa que en Brasil y en Colombia. Se teme también que en algunos países la ayuda financiera haya superado más del 30% de la renta mensual de las familias, lo que puede convertirla en un elemento desincentivador. Otra preocupación de los expertos está relacionada con lo que llaman de "clientelismo", es decir, programas vulnerables a la corrupción política en que las autoridades recompensan a los pobres que los apoyan negociando su inscripción en el programa a cambio de votos.

Estos programas pueden funcionar como puerta de acceso de las familias y personas en situación de mayor pobreza y vulnerabilidad a sistemas integrales de protección social.

Dimensión Poder Efectivo para Gobernar

  • Sub dimensión Desarrollo Económico

País

Sub Dim.  Económica 2012

México

1,475

Chile

1,209

Perú

1,014

Uruguay

1,009

Venezuela

0,840

Brasil

0,547

Costa Rica

0,336

R. Dominicana

0,214

Panamá

0,118

Colombia

0,108

Ecuador

-0,036

Argentina

-0,054

Guatemala

-0,602

El Salvador

-0,717

Paraguay

-0,859

Honduras

-1,161

Nicaragua

-1,532

Bolivia

-1,910

América Latina tuvo un desempeño económico  exitoso en los últimos diez años. Este periodo fue testigo de la consolidación de una estructura macro-financiera estable y resistente, tasas de crecimiento relativamente altas, así como avances en materia de equidad en la distribución del ingreso. Esta nueva imagen pudo mostrarse de manera más clara en el desempeño sobresaliente de la región, especialmente los países de América del Sur, en el contexto de la crisis global reciente. La recuperación de la actividad económica está dando paso a una etapa de maduración de la dinámica del crecimiento a lo largo del ciclo aunque a tasas inferiores. Después de crecer a tasas de aproximadamente 6% en la fase de recuperación del 2010, el crecimiento del PIB para el 2011 se desaceleró al 4,3%, dado que la demanda doméstica, empujada por los fuertes “vientos de cola” impulsados por los flujos de capitales así como los altos precios de las materias primas, empezaron a topar con las restricciones de capacidad estructural de las economías.

México seguía en esta medición con el mejor comportamiento regional de sus variables económicas. Para Chile, a pesar de las numerosas protestas, especialmente las estudiantiles, el 2011 no ha sido un año sencillo para el Gobierno chileno, la economía del país creció un 6,3% con descenso del desempleo y con estabilidad relativa de precios dentro de los límites impuestos por las autoridades financieras. Con respecto a Perú, no en vano se ha popularizado el apelativo “milagro peruano”, que continúa en expansión, ya que el país cerró el 2011 con un aumento del 7%, basado por una parte en la demanda interna y externa, y por otra en el cambio de Gobierno.

El crecimiento de Ecuador que fue de un 8% catapultado por la demanda interna, especialmente, la del gasto público y el de Argentina, que cumplió el décimo aniversario de su corralito durante 2011, y se posiciona como el segundo país latinoamericano con mayor crecimiento a lo largo del año, calculado en un 9%, alcanzado gracias a las políticas expansivas del Gobierno de Cristina Fernández con los que contrarrestó los efectos de la crisis económica mundial, no alcanzaron a compensar su caída en otros indicadores del comportamiento económico y se ubican un poco por debajo del promedi0o regional de la sub dimensión.

Panamá, con un crecimiento cercano al 10% comparándolo con 2010, alcanzado mediante los muchos proyectos de infraestructura pública, tales como la ampliación del canal de Panamá, el metro de la Ciudad de Panamá o el saneamiento de la bahía, tampoco logra un gran rendimiento y se ubica apenas por encima del promedio regional.

La onda positiva de la recuperación tras la crisis, no se extendió a todos los países por igual. Sólo ocho países se sitúan por encima del resultado 2011. Si comparamos las últimas mediciones se repiten algunos países que se ubican por encima del valor del promedio regional: Brasil, Colombia, Chile, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, y este año se sumaron Costa Rica y República Dominicana (Gráfico 1.10).

El país que presenta el mayor deterioro es Ecuador, acompañado por Guatemala, Argentina, Panamá y Colombia. Entre los países que han mejorado su comportamiento se destacan Costa Rica, República Dominicana y Perú. 



Grafico 1.10

Fuente: Elaboración propia en base a datos del índice de Desarrollo Democrático 2012 y 2011

Como en la medición anterior los indicadores que miden Libertad Económica y PIB per Cápita han tenido en su mayoría comportamientos positivos.

Es destacable el desempeño de México que, como ya se indicó, sigue ocupando el primer lugar del ranking regional, tal como había sucedido en los últimos tres años. En el segundo lugar se posiciona nuevamente Chile. Este año Perú ocupa el tercer lugar, desplazando a Uruguay al cuarto lugar. El último lugar lo continúa ocupando Bolivia.

Desde el 2002 el indicador de distribución de la riqueza ha mejorado en América Latina. En la medición del 2012, catorce países han reducido su brecha de ingreso, siendo este indicador el de mejor comportamiento para la región en esta sub dimensión. Pese a esos logros, los países de la Región siguen teniendo las más altas tasas de inequidad en el mundo.

América Latina registra los mayores avances en materia de educación en el mundo pero mantiene la desigualdad en cuanto a su calidad y acceso, y la violencia social figura como un obstáculo para superar sus metas. En educación primaria universal, en 2008 hay 95 por ciento de cobertura. El número de niños escolarizados en educación preescolar aumentó, y en la mayoría de los países se logró la paridad entre los sexos en la escuela primaria. Sin embargo, la calidad de la educación y la desigualdad opacan los buenos resultados. América Latina sigue siendo la región más desigual no sólo entre países sino también dentro de los países.

Es necesario ver la educación no sólo como disciplina aislada sino como parte de un proceso para disminuir las brechas de inequidad y para que los individuos tengan mejor ingreso económico y mejor acceso a servicios sociales de calidad (desde agua a información). A pesar de todos los logros, 2,9 millones de niños siguen sin escolarizarse en la región y 36 millones de adultos son analfabetos, 14 millones de ellos en Brasil. Se suman además unos 73 millones de analfabetos funcionales, personas que no son capaces de aplicar sus conocimientos básicos de lectura, escritura y cálculo en su vida cotidiana. La inequidad ha frenado el progreso social no sólo en educación sino en otros temas de la región como son salud, transporte, acceso a servicios sociales de calidad.

Al mismo tiempo, muchos gobiernos latinoamericanos de todos los signos ideológicos han instituido algunas reformas que intentan paliar las altas tasas de pobreza y los inadecuados sistemas de seguridad social contributivos, dentro de los cuales se destacan los programas de transferencias monetarias condicionadas focalizados en los pobres.

O sea que la región enfrenta problemas tanto en la generación de riqueza como en la distribución de la misma con equidad. En ese marco, la aparición de nuevos factores de riesgo en las economías más desarrolladas del planeta constituye un nuevo desafío para las economías de los países latinoamericanos, que pueden perturbar la exitosa serie de crecimiento económico de los últimos años.

Desarrollo económico

Fortalezas

Debilidades

  • Después del fuerte repunte que alcanzó la economía de América Latina en 2010, al superar el impacto de la crisis económica y financiera de 2008-2009, en 2011 la región volvió a crecer, aunque con una tasa menor. El debilitamiento de la recuperación de la economía mundial y el enfriamiento de la demanda interna en algunos países, afectaron el crecimiento.
  • Se mantiene con algunos retrocesos la situación de altos precios de los productos exportables de la región y de menores costos de los bienes de mayor valor agregado.
  • La sub dimensión económica presenta un retroceso. La onda positiva de la recuperación tras la crisis, no se extendió a todos los países por igual. Sólo ocho países se sitúan por encima del resultado 2011.
  • Persiste la vulnerabilidad de la región a la volatilidad externa. Los países que más se han integrado en la economía global son los más expuestos, pero quienes también tienen mayor capacidad de respuesta

 

¿Un desarrollo económico “commodity dependiente”?

El 93% de la población de América Latina y el 97% de la actividad económica (PIB) de la región reside en países que son exportadores netos de commodities (incluyendo en este grupo a México que, aunque muestra una importante diversificación de exportaciones, depende de manera importante del petróleo para sus ingresos fiscales).

Esto nos permite explicar claramente por qué en la crisis reciente, durante la mayor parte de 2008, cuando los países ricos empezaban a entrar en recesión, Latinoamérica se desacopló y pudo mantener un crecimiento fuerte. La razón fue que, justamente, los precios de las commodities se encontraban en pleno auge, al influjo del crecimiento en el consumo de esos productos por países como China e India.

Como se menciona en distintos análisis de este informe, el crecimiento económico que viene experimentando buena parte de los países de América latina encierra también un preocupante panorama de desigualdad social y de exclusión del mercado de trabajo. Por ejemplo, el decil más rico de la Argentina tiene un ingreso per cápita más alto que esa misma fracción de la sociedad de los países anglosajones, mientras que la población con menores ingresos a nivel local es, a su vez, veinte veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados. Modificar esa situación requiere la resolución simultánea de diversos problemas estructurales y coyunturales. Entre ellos, estimular un proceso de diversificación industrial impulsado por el Estado en coordinación con el sector privado.

Siguiendo con el caso argentino, el avance económico de los últimos años estuvo liderado por la soja. Sin embargo, el creciente peso del sector primario tendría un carácter muy diferente del que ofrecía en la primera parte del siglo pasado, cuando el país era catalogado como el “granero del mundo” y ese carácter estaba asociado a la capacidad de producción local de los propios productores-propietarios, cuyo nexo con el capital internacional se daba principalmente en el proceso de comercialización. En cambio, la producción actual cuenta con la tecnología y la relación entre multinacionales y subcontratistas como principales variables. La idea del farmer o del chacarero es errónea, porque esa figura no existe más.

Este proceso de concentración en el plano empresarial y la brecha tecnológica ha ido generando también una importante brecha productiva, con sectores productivos que disputan el liderazgo internacional de competitividad, como podrían ser el cultivo de soja, la producción de maquinaria agrícola, la industria automotriz o la química y otros que han quedado marginados de esos niveles de competitividad y sobreviven con muchas dificultades y requiriendo apoyos estatales, o que directamente han desaparecido y no pudieron volver a emerger.

También en el caso de Chile, el cambio estructural que significó el modelo económico de la dictadura de Pinochet inició un camino de crecimiento del PIB per cápita, centrado en la concentración como medio para ganar competitividad internacional, consolidando una estructura económica y social de mucha desigualdad.

Estos dos ejemplos del Cono Sur del continente reflejan procesos similares producidos en otros países de la región, donde la conquista de mayores mercados y de un mejor nivel de competitividad ha sido sectorial y vertical, desacoplado de un modelo integral de desarrollo económico y social.

En todos estos casos la gran pregunta es cómo se cerrará la brecha consolidada y se absorberá la enorme exclusión social, que dejó fuera del mercado de trabajo a vastos sectores de la población, a expensas del logro de logro de mejoras en la productividad sectorial.

La respuesta está en manos de la estructura dirigencial de los países. Requiere inevitables  mejoras en la intervención estatal, para estimular la diversidad productiva y mejorar las exportaciones per cápita de carácter industrial, pero también de un alto compromiso de la dirigencia económica, para entender que cualquier modelo de desarrollo basado en la inequidad es un modelo que se agota en el corto plazo.

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